martes, abril 29, 2014

La corrupción no solamente mata, también ataranta

Frecuentemente escuchamos que nuestro sistema político o económico o institucional no funciona, que es ineficiente, que fue diseñado para condiciones diferentes. Pero en realidad nuestro problema nunca ha sido de sistemas sino de gente. El peor sistema con directores honestos y operadores preparados genera buenos resultados y el mejor sistema con mala gente genera malos resultados.

Nuestro sistema judicial opera para servir a los gobernantes, no a los gobernados. No existen los incentivos para que el sistema de justicia y de procuración de justicia prevenga, persiga y castigue a todos los criminales por igual. Si eres un político tienes mejores probabilidades de impunidad que un empresario. Si eres un empresario, probablemente tengas más suerte para salir en libertad que si eres un trabajador. Si eres un trabajador posiblemente te vaya mejor que si eres un campesino. Y si eres un campesino que habla español seguramente te ira mejor que si eres un campesino indígena. Nuestro sistema de justicia no es justo ni equitativo.

El sistema político funciona para servir a los partidos y gobernantes, no a los votantes. No existen los incentivos para que nuestro sistema político elija gobernantes que gobiernen para toda la gente o representantes legislativos que representen el interés de sus electores.

Un ejemplo práctico es lo que venimos escuchando en los medios acerca de cómo se están investigando los últimos casos de corrupción. Ya han pasado varios días, semanas y meses de que escuchamos del fraude de Oceanografía, el problema de la Línea 12 del metro, del desvío de los 489 millones de pesos, de los maestros aviadores y otros actos de corrupción. Los encargados de las investigaciones informan que están haciendo una investigación meticulosa, al detalle porque quieren ir lentos para estar seguros. ¿Dónde están los culpables?

Lo triste es que los medios y nosotros nos callamos ante la palabrería oficial. Todos sabemos que las investigaciones tienen que ser rápidas para poder capturar y castigar a los culpables. Todos sabemos que mientras más se demora una investigación más tiempo tienen los criminales de destruir las pruebas, amedrentar a los testigos y de construir un muro de protección.

La corrupción mata al reducir los recursos para la seguridad, la salud, las campañas de vacunación, los proyectos de agua potable y otros que mejoran el bienestar de la gente y aumentan su esperanza de vida. La corrupción también ataranta por toda la verborrea populista, superficial y oficialista que pretende justificar el no encontrar a los culpables, perpetuando el fatalismo y desconfianza de las masas.

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