jueves, noviembre 21, 2013

Balance del Primer Año de Gobierno de Enrique Peña Nieto

El año pasado, después del triunfo de Enrique Peña Nieto en las elecciones presidenciales del 2012, escribí en este espacio (El PRI, Peña Nieto y México) lo que podríamos esperar del regreso del PRI al poder.

Una de mis conclusiones de entonces era que el PRI iba a tratar de evitar los errores del pasado, los excesos fiscales que llevaron a varias crisis de las cuales hasta la fecha no nos hemos podido recuperar: El PRI iba a tratar de asegurar su permanencia en el poder mediante una mejor gestión. Una segunda conclusión era que viéramos el apoyo de los mexicanos a Andrés Manuel López Obrador como un termómetro del descontento popular al gobierno en turno.

Ha pasado casi un año desde que el gobierno de Peña Nieto tomó las riendas del poder. Creo que ahora es oportuno hacer un balance de su gestión.

Logros
Enrique Peña Nieto empezó con un toque de genialidad al concertar con el gobierno saliente de Felipe Calderón la Reforma Laboral, la cual se aprobó antes de que entrara en funciones. Una vez que entró al poder, con su capital político intacto, logró que las principales fuerzas políticas firmaran un pacto de gobernabilidad, segundo toque magistral.

La idea de ese Pacto por México era alcanzar los acuerdos necesarios para llevar a cabo cinco de las reformas estructurales más importantes para el país: la educativa, telecomunicaciones, fiscal, energética y la política.

Estos logros –en las primeras semanas del Gobierno de Peña Nieto– generaron grandes expectativas y optimismo en la ciudadanía del país. Escuchábamos, “¡EL PRI SI SABE GOBERNAR!”

Otro logro fue el de mantener la estabilidad económica y cambiaria del país. El ritmo de inflación se mantuvo por debajo del 4%. El costo del dinero, al igual, se mantuvo por debajo del 4%. El tipo de cambio se mantuvo en un rango de 12.50 a 13.50 por dólar. ¡Buenos logros!

Un logro político fue haber logrado la aceptación de tres de las reformas propuestas: la educativa, telecomunicaciones y fiscal. Podríamos pensar de que estas reformas no fueron lo suficientemente lejos, que se quedaron cortas, que se diluyeron en las negociaciones, pero hay que reconocer que fueron y constituyen un adelanto, cambios necesarios en la dirección correcta. ¡Otro buen logro!

Fallas
Probablemente las fallas más importantes hayan sido en las áreas de corrupción y seguridad. El gobierno actual se quedó muy corto en cuanto a sus promesas de campaña.

La percepción de la población sobre la corrupción e inseguridad siguen siendo igual o peor que la de los gobiernos anteriores.

Aumentó el escepticismo de la gente ante las promesas e intenciones de un Estado que (1) liberó al hermano incómodo de un ex presidente con una misteriosa mega-fortuna la cual le fue devuelta con intereses; (2) liberó a una secuestradora reconocida por sus víctimas para mejorar las relaciones con un país europeo; (3) liberó a un reconocido narcotraficante, al cual se le giraron órdenes de aprensión al día siguiente, y (4) condonó una deuda de casi 500 millones de dólares a un país caribeño, habiendo tantas carencias en el país.

Los indicadores de que las cosas no marchan bien en estos frentes son, por un lado, el Estado Fallido de Michoacán y, por el otro, el progresivo crecimiento de los llamados grupos de autodefensa.

Michoacán es un triste ejemplo. Es una llamada de atención de que si no se resuelve, el problema va a extenderse a todos los estados del país. No va a ser un hecho aislado. La manzana podrida va a podrir al resto.

El fenómeno de los grupos de autodefensa es consecuencia de la falta de seguridad y la falta de gobernabilidad. Grupos de autodefensas que no solo se enfrentan a los maleantes, sino hasta contra el propio ejército. Claro, la delincuencia seguramente ha creado sus propios grupos de autodefensas.

El Estado es la única institución que puede usar la violencia. Ningún otro grupo en el país tiene esa prerrogativa. El uso de la violencia es un instrumento de política pública para proteger la integridad física, el bienestar, la propiedad y los intereses de los habitantes del país. Por ello, ningún gobierno en el mundo permite el uso de la violencia a grupos ajenos a las instituciones del Estado. Sin embargo aquí en México no solamente se les permite, sino que se alienta la creación de estos grupos.

Toda política exitosa de seguridad tiene dos caras: la prevención y el combate al crimen. El gobierno actual solamente se ha enfocado a la prevención del crimen. La política actual es fomentar lo que mejor se vende: la prevención a través de campañas educativas en las escuelas y las familias. Esto suena bonito pero no resuelve los crímenes en contra de la ciudadanía. Los niveles de violencia actuales son equivalentes a los de los gobiernos anteriores, excepto que ahora no se habla tanto en los medios sobre el combate al crimen.

La gente se ha percatado de la gran debilidad de las autoridades para protegerlos contra las agresiones de grupos aislados. ¿Cómo entender que un grupo de maestros molestos secuestren las aceras y avenidas de la ciudad más importante del país? ¿Cómo puede un gobierno estatal permitir que maestros intransigentes ataquen a los padres de familia que están manejando la escuela para educar a sus hijos por el absentismo de sus maestros? ¿Cómo pueden permitir las autoridades federales que las autoridades estatales entreguen una escuela federal a los maestros que atacaron a los padres de sus estudiantes?

¿En qué novela de Franz Kafka estamos viviendo? 

Otra falla del gobierno actual es que la economía y el empleo siguen sin despegar.

La tasa de crecimiento económica del 2013 va a estar por debajo de la originalmente estimada del 3.4%, probablemente creceremos alrededor del 1%. Los empleos creados en el 2013 van a ser inferiores a los creados en el mismo periodo de la administración pasada.

Esto en buena medida se debe al decaimiento en la economía internacional, pero también se debe a los retrasos en la aplicación del presupuesto, a la disminución en el ritmo de inversión pública.

En cuanto a las reformas aprobadas, probablemente la más importante para México, a mediano y largo plazo, es y seguirá siendo la educativa.

¿Cómo lograr la mejor educación para nuestra juventud?

La preocupación de los contreras a todo y contra todo es que la educación tiene que ser solamente pública. Eso es una total y cabal falacia.

Es cierto, los mexicanos deben de tener acceso a una educación universal de calidad. Pero, lo que importa no son los maestros, ni los líderes sindicales, ni los burócratas responsables de ejercer el presupuesto de educación, lo importante es precisamente la juventud del país. Lo que importa son las familias mexicanas que quieren que sus impuestos vayan a preparar mejor a sus hijos, a los mexicanos del mañana, a los que van a dirigir los destinos de un México en un mundo totalmente globalizado.

Esto no se va a poder lograr con maestros que no quieren que se les evalúen, con maestros que quieren heredar sus plazas.

¿Qué reforma educativa puede asegurar una preparación de calidad?

Probablemente no la que el actual gobierno propone.

La responsabilidad de la educación de los hijos de México debe recaer en sus padres. El presupuesto educativo debería de otorgarse a los padres de familia mediante vales educativos. Las escuelas deberían de ser evaluadas anualmente, para que los padres de familia pudieran decidir a qué escuela mandar a sus hijos.

Preferible la democracia familiar al autoritarismo burocrático o al chantaje sindical. Es una reforma simple y sencilla, pero como sabemos, lo simple y sencillo no funciona en los círculos del poder en México. Cualquier propuesta por buena que sea para México, si reduce el poder de los funcionarios o la discrecionalidad en el ejercicio del gasto, no es aprobada.

En cuanto a la reforma de telecomunicaciones, el objetivo era lograr accesos de calidad y de bajo costo a las tecnologías de punta para las personas y agentes nacionales e internacionales. Hasta el momento, no hay una competencia real en el sector de televisión abierta, televisión de paga, teléfonos celulares, acceso a Internet, etcétera. Aparte, la legislación secundaria necesaria para habilitar la reforma aprobada no se ha concretado.

En lo que toca a la reforma fiscal, efectivamente no es una miscelánea fiscal como los contreras al cambio han sugerido y criticado. Empero, tampoco se puede calificar de una reforma integral. La base tributaria sigue sin aumentar de manera significativa. La base continua recayendo sobre los que siempre pagan, los contribuyentes cautivos.

La disminución de las dos terceras partes en las exenciones fiscales no va a perdurar. Eso no va a aumentar la base gravable. Los parásitos fiscalistas, o expertos fiscales, que aparentemente actúan dentro de la ley, pues no hay figura legal que los contemple o identifique, ávidamente están estudiando cómo evitar que sus clientes ladrones, los ricos no productivos, paguen más impuestos.

Un rico que invierte sus ganancias, arriesga su capital e invierte en el cambio tecnológico es un rico bienvenido y muy favorable al país. Estar en contra del éxito es mentalidad de fracasados, de enanos mentales. Poner a los que mueven al país junto a los que heredaron, a los que encontraron la rápida fortuna por medios ilícitos, es una tontería, una acción en contra del futuro de un mejor México.

Caray, que tristeza ir de caza al zoológico. 

En cuanto al uso de los ingresos fiscales, las pautas y directrices del gasto siguen estando ocultas, siendo discrecionales, sin transparencia. Las maneras e instrumentos para el mal manejo de los recursos públicos continúan. ¿Cómo puede un gobierno honesto aceptar asignaciones directas para gastos mayores?

La solución es la transparencia, la evaluación y aceptación de grandes proyectos de inversión por grupos representativos de la sociedad civil.

En cuanto a las reformas faltantes, la energética y la política, seguramente se van a aprobar próximamente, lo que va a demorar van a ser la aprobación de las leyes secundarias de las propias reformas.

Conclusión
El pobre y débil desempeño de la administración actual ha puesto en duda la intención manifiesta del gobierno para promover una agenda por el bien de México.

La historia omite, pero no perdona: EPN podrá pasar a la historia como un presidente mas, sin más ni menos, tan gris como los demás, pero no como El Presidente de la Alternancia, ni El Presidente Contra la Delincuencia.

Pobre México: otra oportunidad perdida.