lunes, febrero 26, 2018

Notas sueltas sobre tres de los candidatos presidenciales

¿Cómo andan los tres principales candidatos a la presidencia a finales de febrero del 2018? Lopez Obrador encabeza las encuestas con cerca del 40% de la intención de voto siguiéndole Ricardo Anaya nueve puntos abajo, y en tercer lugar Meade, siete puntos por debajo de Anaya. A continuación expreso mi parecer sobre cada uno de los candidatos.

AMLO: Rebasa la imaginación y preocupa la razón que la mayoría de la gente esté a punto de elegir, por vías democráticas, a un hombre improductivo, sin educación, dedicado a vivir del erario público y las dádivas, una persona haciendo nada de provecho, sin virtudes positivas, con pocos méritos de desarrollo personal, a ser el presidente de una nación que requiere exactamente todo lo contrario a lo que él representa, y solo por el enojo social y rechazo al actual partido en el poder.

Llevar al máximo puesto político e institucional del país a una persona que representa lo peor de un político, de una persona con doble discurso, con tales ansias de poder que rayan en lo patológico, es sacrificar la razón en aras de la emoción. Hacer ganar al lagarto es votar por despecho, por desesperación, cegados por la ira, el odio, la desilusión, sin comprender que, en esa inercia, se corre el riesgo de verdaderamente devastar totalmente a un país, ahora si por completo.

La política y el crimen son las únicas actividades en donde no se requiere gran preparación, ni capacidad para alcanzar posiciones elevadas, en donde las artimañas, traiciones y engaños se consideran técnicas válidas en la lucha por el poder. En democracia puede suceder que el príncipe idiota llegue al poder por elección mayoritaria, no siempre el votante analiza y medita su voto, concediéndolo por las peores razones, el odio, el despecho, el castigo, y no por quien pueda mejorar su bienestar. En política se premia más a quien tiene la habilidad de conmover al confundido, al cegado, al necesitado y hacerle creer que le dará, que le quitará a los que tienen para repartirlo, pues le basta con aparentar ser "un luchador social" –aunque bien pagado y a todo lujo– para ilusionar a la gente, que le cree sin el más mínimo razonamiento, gracias a su resentimiento acumulado, subrayando sus carencias y miserias, para satisfacer sus deseos de revancha.

Lo que no entienden los opositores de AMLO es que el México que va a las urnas es el que camina, viaja en camiones, peseros y metro, no el que anda en automóvil particular. Alguien dijo que "la política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos"… esto lo entiende muy bien AMLO.

Anaya: siguen sucediendo cosas raras alrededor del candidato panista cuyas explicaciones son un tanto difíciles de comprender. Al joven político lo han apodado el nopal, porque cada día le encuentran más propiedades.

Ricardo Anaya es sin duda una persona capaz y preparada, lo opuesto al actual presidente EPN cuando estaba compitiendo por la presidencia en el 2012. Vivimos, como algunos pensadores han expresado, en un país de fantasía donde la verdad no tiene la importancia que tiene la fantasía, y en el caso de Anaya, sus seguidores ven en él la fantasía de un joven líder con todas las respuestas de un proyecto de nación que rompe con el pasado, que corta las ataduras de las viejas ideas, que ve hacia el futuro… Le creen cuando autoproclama ser víctima del partido del gobierno y el candidato mejor preparado para enfrentar los retos del futuro.

Dentro de los negativos de Anaya están, en primer lugar, el no tener experiencia al no haber ocupado puestos de importancia en el sector público, y, en segundo lugar, que el principal puesto que ha ocupado fue como presidente del PAN en donde falló de manera garrafal al conducir a la fractura y desunión del partido, puesto que el principal objetivo de un presidente de un partido político es mantener su unidad. La percepción de varios panistas ese que toma decisiones con el hígado, no con sus neuronas, lo cual, de ser verdad, es preocupante si llegara a ser presidente.

Meade: poco se le ha criticado a este personaje, excepto por asociación a decisiones impopulares de las administraciones en las cuales participó. Ante la falta de hechos y pruebas de corrupción, sus rivales lo acusan, no de corrupto, sino de ciego por "dejar hacer y dejar pasar" actos de corrupción bajo sus áreas de responsabilidad. Pero probablemente lo más relevante es que todavía siga sin captar el afecto y conquistar la imaginación de los votantes, los cuales dejan de ver sus méritos como persona, para rechazarlo por su asociación con el PRI.

Meade está cargando por asociación con los errores y omisiones de la administración de Enrique Peña Nieto y su grupo por (1) haber permitido el enriquecimiento desmesurado de los políticos de los principales partidos, y (2) no haber resuelto el problema de la violencia después de que fue una de las principales banderas de la campaña política del 2012 –ahora estamos peor en ambos sentidos.

Pareciera que aquí se va repetir la historia de Fox y Labastida, a pesar de que Francisco Labastida estaba mejor preparado para el puesto que Fox, en campaña hablaba como si todos fueran universitarios, en comparación con un Vicente Fox vestido de vaquero y zapateando en los templetes, aunque dijera tontería y media. Hay que reconocer querido lector que José Antonio Meade es un orden de magnitud más preparado que sus rivales, pero hasta ahora está haciendo una campaña estilo Labastida y eso lo va a llevar a perder.

Esos son, mi querido lector, mis pensamientos al momento sobre los tres principales candidatos para las elecciones presidenciales de julio del 2018, la pregunta relevante es ¿por quién votar?

Probablemente pocos de mis amigos y familiares voten por el Peje, pero es inevitable ver con frustración y tremenda preocupación el rumbo por el cual van las preferencias de la mayoría de la gente. Obviamente, no quiero influir en el voto de nadie, pero a la vez no quiero ocultar como pienso votar: me esperaré a decidir un día antes de las elecciones para otorgarle el voto al rival de AMLO que esté mejor posicionado; en otras palabras, mi voto será un voto para evitar al peor candidato.

domingo, febrero 25, 2018

Derechos humanos en México: la crisis que no existe

Amnistía Internacional acaba de publicar su informe anual de cuatrocientas páginas que examina la situación en 2017 de los derechos humanos en 159 países, encontrando que la situación en el mundo de los derechos humanos se deterioró, y en México no solamente no mejoró, sino que sufrió un retroceso. La mayoría de los líderes mundiales mostraron poca preocupación por los derechos humanos, lo cual es alarmante porque la injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes (Martin Luther King); a continuación, se destacan algunos de los principales hallazgos:

1. Donald Trump satanizó a los nacionales de varios países musulmanes prohibiéndole la entrada a los Estados Unidos.
2. China desató una ola de represión sin precedente contra los críticos al gobierno.
3. Las políticas de austeridad en Europa disminuyeron los servicios sociales de apoyo a los grupos vulnerables; los recortes a la salud y a los servicios sociales en el Reino Unido se ligaron a 120,000 fallecimientos.
4. El gobierno venezolano usó la violencia de Estado contra los opositores.
5. Los gobiernos europeos minimizaron el abuso a los refugiados concertando acuerdos con Libia y Turquía.
6. La represión del gobierno ruso contra prisioneros y grupos minoritarios, como los chechenos, aumentó fuertemente.

En cuanto a México, la situación de los derechos humanos sufrió un retroceso en el 2017, año que marcó récords de violencia en el país, presentándose más de 42 mil homicidios, 29 mil de los cuales fueron dolosos, o sea un asesinato cada 18 minutos, la mayor cifra de los últimos seis años. Semejantes cifras apuntan a una crisis humanitaria, manifestando la inhabilidad del Estado para brindarle seguridad a sus habitantes, y su incapacidad de gobernar, puesto que la violencia debería ser exclusivo monopolio del Estado no del crimen organizado, ni de grupos al margen de la ley.

El informe destaca que la mala situación de los derechos humanos observada en años anteriores no solamente se mantuvo en el 2017 sino que empeoró. La impunidad por las violaciones a los derechos humanos, por las amenazas y ataques contra periodistas y activistas sociales, continuó. El hostigamiento, agresiones y homicidios a los periodistas se mantuvo en los mismos niveles que en años anteriores, doce periodistas fueron asesinados sin que las autoridades presentaran avances significativos en sus investigaciones. La falta de resultados no solamente se puede atribuir a las deficientes investigaciones, sino despierta la sospecha de que en algunas instancias las propias autoridades están involucradas, y/o tratan de proteger a los responsables de los actos contra periodistas.

Las detenciones arbitrarias continuaron en el 2017, detenciones que derivaron en tortura, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales; hechos en los cuales estuvieron implicados agentes estatales y no estatales, actos que se efectuaron con una impunidad casi absoluta. Al momento siguen sin esclarecer el paradero de 34,656 personas desaparecidas, desapariciones mal investigadas y plagadas de irregularidades dentro de las cuales destaca que las autoridades no inician de inmediato la búsqueda de las víctimas.

Se desprende de la lectura del informe que las autoridades mexicanas brillaron por su ineficacia e ineptitud al no poder resolver los cargos penales formulados en los casos de ejecuciones extrajudiciales en Tlatalla, Apatzingán, Tanhuato, y del grave caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, o de las fosas encontradas con 400 personas desconocidas, los llamados “otros de Iguala”. La lista de horrores continúa creciendo con el descubrimiento reciente en Veracruz de 343 fosas clandestinas, reportándose 350 desaparecidos en tres años con tan sólo el 5% localizado.

Aquí, querido lector, tengo que contrastar la inefectividad de las autoridades mexicanas con la efectividad de las autoridades uruguayas. La banda mexicana denominada “de los mazos,” que ejecutó un robo millonario en un lujoso hotel de Punta del Este, fue –en cuestión de días– apresada y el botín recuperado. ¿Qué nos dice eso? Que existe una brecha brutal entre lo que México ha aprobado en reformas institucionales, leyes, normas… y el acceso a la justicia. Por un lado, nuestros tres poderes hablan, proponen y aprueban leyes y acciones de política pública, mientras que por el otro fracasan en la impartición de justicia.

La violencia contra las mujeres continuó, dos terceras partes de las mujeres mexicanas declararon que experimentaron violencia de género por lo menos una vez a lo largo de su vida. Aproximadamente el 43.5% de las mujeres sufrieron violencia de género a manos de sus parejas. Las investigaciones de la mayoría de los casos de abusos, violaciones, violencia y feminicidios fueron deficientes y los autores de estos actos gozaron de total impunidad. No hubo datos sobre feminicidios en el 2017, sin embargo, en el 2016 se reportaron 2,668 mujeres víctimas de homicidio, pero probablemente la cifra fue mayor debido a las deficientes investigaciones.

La situación de los derechos humanos en México durante el 2017 es una triste fotografía que se repite año con año; es un escenario crítico y desesperante en donde se continúa sin proteger los derechos humanos en México, principalmente por parte de las autoridades. El 2017 se distingue como uno de los años en donde se alcanzaron niveles críticos de impunidad. No se equivocan los diferentes organismos que han señalado, durante años de estar documentando el problema, el deterioro constante de los derechos humanos en nuestro país, tales como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

La percepción de la corrupción en México continuó aumentando, ocupando el puesto 135 de 180 países que fueron examinados, donde Nueva Zelandia fue el mejor país y Somalia el peor, México se encontró entre Laos y Papúa Nueva Guinea. Éste índice clasifica la percepción de corrupción en el sector público. La escala va de cero a cien, donde cero es totalmente reprobado y 100 es un país sin corrupción. En el 2016 tuvimos una calificación de 30 puntos, o sea reprobamos, y en el 2017 volvimos a reprobar con una calificación aún más baja de 29 puntos. México no solamente no alcanzó los objetivos gubernamentales de acabar con la corrupción, sino que empeoró, comprobando una vez más que en política es más fácil prometer que cumplir y sostener.

México fue el país con la peor calificación entre los países de la OCDE y uno de los peores en América Latina y el Caribe, alcanzando el lugar 25, casi en la cola, de 30 países latinoamericanos y caribeños. De estos países, Uruguay se situó en el primer lugar como el país menos corrupto, y Venezuela en el lugar 30, como el más corrupto. Nosotros estuvimos por debajo de 24 países, entre ellos Honduras, Bolivia, Colombia, Brasil, Argentina, Chile y 18 más, o sea mucho más cerca de Venezuela que de Uruguay.

México ha estado viviendo una grave crisis en los derechos humanos de su población, crisis que las autoridades han intentado minimizar con un doble discurso de “escucho, pero no te creo”, gastando dos mil millones de pesos en publicidad para maquillar la imagen del país. En el 2017 las autoridades mexicanas desde el Presidente hasta el Senado desoyeron las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para revisar la Ley de Seguridad Interior.

Un buen gobierno reconoce el problema, lo hace suyo y se aboca a resolverlo, no como sucede en nuestro país que el gobierno cuestiona al mensajero y los informes de los organismos internacionales, como Amnistía Internacional. No quiero ser alarmista, pero encuentro difícil que el Estado mexicano logre mejorar los derechos humanos por tener objetivos encontrados: los explícitos de gobernar en beneficio de la nación y los ocultos de proteger sus malos manejos en beneficio propio.

El caso Odebrecht pone de manifiesto estos objetivos encontrados, pues en el resto de América Latina, cuando se dieron a conocer las coimas y sobornos de esta compañía brasileña, las instituciones enjuiciaron y (en algunos casos) encarcelaron a los funcionarios responsables, mientras que en México la investigación se ha alargado sin encontrar culpables, destacando la vergonzante campaña para desprestigiar y destituir al fiscal de delitos electorales Santiago Nieto Castillo por informar que el ex director de Pemex lo había presionado para que declarara su inocencia por presuntos desvíos de Odebrecht al PRI.

No es difícil vaticinar que el año 2018 continuará tan mal o peor que el 2017, pues nada ha cambiado y es un año electoral. Esto me recuerda una frase que más o menos dice: “El poder ejercido por medios culposos y apoyado en mentiras nunca podrá ejercerse con buenos propósitos". Así es querido lector, creo que la corrupción e impunidad continuarán en México mientras que los que ejercen el poder sean corruptos y los principales beneficiarios de la impunidad.

sábado, febrero 24, 2018

Cancelación de la visita de EPN a EE.UU.

No siempre, pero vez en cuando, los mexicanos recibimos buenas noticias. En este caso la gran noticia fue la digna postura de Enrique Peña Nieto de cancelar la reunión con su homólogo Donald Trump, nuestro complicado vecino del norte, programada para marzo 2018. Para empezar, es un despropósito una visita de un presidente de una nación vituperada y agraviada al país del mandatario que agravia sin ofrecer respeto ni disculpas. Esto no significa que las relaciones entre ambos países se den por terminadas, lo único que significa es que no se espera absolutamente ningún beneficio de una reunión entre ambos mandatarios. Trump seguirá siendo Trump y seguirá exigiendo tonterías y agraviando a México.

El tema que supuestamente llevó a que se cancelará la visita fue la negativa de Donald Trump de reconocer que México no va a pagar por el muro. Pero, independientemente de cual haya sido la razón, la cancelación no solamente es buena noticia para México, sino también para el PRI, pues la visita le hubiera restado apoyo al líder de un partido que da muestras de seguir agachándose ante los abusos del bullly Trump.