miércoles, diciembre 19, 2018

Cancelar o no cancelar el NAIM, esa es la pregunta

Un colega me preguntaba que por qué no había escrito más sobre las declaraciones de nuestro nuevo presidente en funciones y las decisiones que ha venido tomando su administración. Mi respuesta es que estoy algo triste por el bajo nivel de esta administración, cuyo titular fue favorecido por la inmensa mayoría de mexicanos.

Independientemente de que los mexicanos pensantes y patriotas debemos de recapacitar sobre las razones que hicieron que la mayoría de la gente hubiera seleccionado al candidato más inepto y menos preparado para dirigir los destinos de la patria, para así tratar de evitar que vuelva a suceder algo parecido en el futuro, existe la otra pregunta y es, ¿a dónde nos están llevando estas decisiones tan irresponsables, carentes de sentido común, y desamparadas por el conocimiento?

Dentro de todas las decisiones de política pública que ha tomando el gobierno actual hasta el momento, destaca la terminación del aeropuerto en Texcoco, el NAIM. Los expertos internacionales, los intelectuales mexicanos, y la oposición no pudieron convencer a Andrés Manuel López Obrador de continuar con el Aeropuerto de Texcoco, sin embargo, las grandes compañías financieras de Estados Unidos parecen que le están impidiendo que cometa tan grave error. La maraña financiera de recompra de bonos propuesta por el gobierno mexicano para tratar de evitar que estas compañías y sus grandes abogados neoyorquinos llevaran a México a una encrucijada financiera internacional, no ha funcionado y probablemente no vaya a resultar. Las colmilludas empresas tenedoras de los bonos del aeropuerto, pueden sentarse a esperar o emplazar a México para que le pague los bonos no a la par, o sea al valor de recompra de un dólar, sino de dos o tres veces el valor original. El proceso legal llevaría a la reducción de la calificación crediticia de México, aumentando el costo del dinero y disminuyendo la confianza de los inversionistas extranjeros.

Ante esta situación, ¿qué es lo que va a pasar? Yo diría que sí hay un poquito de sentido común, la administración actual continuaría con el proyecto de Texcoco ante los enormes costos de terminación del proyecto; pero, conociendo la terquedad del tabasqueño, no me parece nada remoto que se aferre a la decisión de terminar el aeropuerto, llevando al país a uno de los desastres financieros más grandes que hemos vivido en los últimos 100 años, solamente comparable a la crisis que vivimos con Cárdenas con la expropiación del petróleo, cuando México se enfrentó a los gobiernos, empresas petroleras y financieras de Estados Unidos y Europa. En aquel entonces, el gobierno de Cárdenas estaba en lo cierto, lo cual no es el caso para el gobierno actual.

martes, diciembre 04, 2018

NAIM y el problema financiero de abandonar el proyecto

Imagínense que están construyendo un edificio de oficinas de 100 millones de pesos, para lo cual colocaron bonos en el mercado por 30 millones, bonos adquiridos por empresas financieras al valor de venta a la par (costo-precio de un peso). Invierten ustedes esos 30 millones de recursos en el proyecto, el cual avanza 30%. Sin embargo, de repente se les ocurre cambiar de parecer y ya no quieren seguir con ese proyecto sino empezar un segundo edificio del mismo costo en otro sitio, por lo que tratan de abandonar el primer proyecto.

Con el solo anuncio de que van a suspender el proyecto, los tenedores de los bonos sufren la pérdida de valor de los bonos que pasan de un dólar a $0.70, acumulando una pérdida del 30%, por lo que los inversionistas emprenden acciones legales contra ustedes, los propietarios del proyecto.

En las cláusulas de los contratos existen provisiones de penas y castigos por la suspensión arbitraria del proyecto, que en un extremo implica pagar el precio original de los bonos más una compensación. Ustedes, los dueños del proyecto, por lo tanto, perderían:
  1. los 30 millones de financiamiento más las penas, multas y castigos (digamos 6 millones adicionales),
  2. los costos iniciales de 2 millones de pesos más los 30 millones de pesos de los bonos que ya habían invertido en equipos, materiales, estudios, salarios, etcétera, y
  3. el costo de volver a rehabilitar ese terreno (digamos 2 millones adicionales).
En total, ustedes los dueños del proyecto, por la ocurrencia de cambiar de parecer, estarían perdiendo 36 + 32 + 2 = 70 millones de pesos… El 70% del valor del edificio. Aparte, tendrían que pagar 100 millones de pesos adicionales por el desarrollo del 2do edificio; o sea, el caprichito de substituir el proyecto por otro les costaría 170 millones de pesos, 70 millones mas de lo que originalmente iban a pagar.

Algo parecido está sucediendo con la inexplicable ocurrencia de Andrés Manuel López Obrador de suspender el proyecto actual del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, NAIM.

A fin de evitar semejante pérdida, el gobierno de AMLO ha decidido continuar con el proyecto del NAIM hasta que puedan resolver la amenaza del problema financiero. Las empresas financieras tenedores de las cuatro emisiones de bonos por un total de 6,000 millones de dólares amenazan con acciones legales contra el GACM (Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México). Las empresas calificadoras han reducido la calificación de los bonos casi al grado de papel basura, por lo que las indemnizaciones penas y castigos serían muy elevadas, aparte de que contaminaría otras deudas publicas, como las de Pemex y CFE.

De tal manera, el día 3 de diciembre de 2018 se ofreció la recompra de los bonos por un monto de 1,800 millones de dólares a un precio de adquisición de $0.90 a $1.00 dólar. Esta oferta se mantendrá durante 20 días hábiles hasta el 2 de enero de 2019.

El propósito de esta acción es la de restablecer la confianza de los inversionistas en el papel mexicano y tratar de llegar a un acuerdo con los tenedores para evitar las acciones legales. De tal manera, hay una doble finalidad en esta oferta de recompra, por un lado, restablecer la confianza en México pagando un precio más cercano al precio de adquisición, y, por el otro, convencer a los tenedores para modificar algunas de las cláusulas de los contratos sobre todo en lo referente a las penas y castigos por la suspensión del proyecto.

Muchos partidarios de AMLO han festejado esta maniobra financiera afirmando que aumentará la confianza de los inversionistas, lo cual es equivalente a provocar un incendio de manera intencional y después congratularse por haber llamado a los bomberos.

El gobierno entrante ha informado que se mantendrán los trabajos en el proyecto hasta que no se actualice el programa institucional del nuevo aeropuerto internacional, incluyendo hacer frente a los compromisos con los inversionistas, contratistas y acreedores. Suponiendo que esta maniobra financiera tuviera éxito, el cierre del NAIM se podría anunciar en la segunda quincena de diciembre del 2018.

Pero cabe hacernos la pregunta de ¿cuánto nos va a costar a los mexicanos la suspensión arbitraria del NAIM?

  1. Todo lo que se ha invertido hasta el momento en el proyecto, alrededor de 60,000 millones de pesos.
  2. Los 36,000 millones de pesos que de inmediato se irían a pagar una deuda originalmente contratada de 10 a 30 años.
  3. Seguir pagando los bonos que permanecen manos de los inversionistas extranjeros, o sea 84,000 millones de pesos por una obra que ya no se está realizando.
  4. Alrededor de 38,000 millones de pesos para los contratos ya firmados del NAIM.
  5. Un costo aproximado de 40,000 millones de pesos para eliminar lo hecho hasta ahora y rehabilitar el área del proyecto en Texcoco.
  6. Los 80,000 millones de pesos de desarrollar el aeropuerto de Santa Lucía.
  7. Los 5,000 millones de las adaptaciones en los aeropuertos de Toluca y el AICM (Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México).
  8. Los 2,500 millones de pesos para conectar el AICM con el de Santa Lucía.

O sea, el costo de suspensión del NAIM (suma del 1 al 5) ascendería a 258,000 millones de pesos, alrededor del 99% del costo total del proyecto de Texcoco de 260,000 millones de dólares pesos. Aparte, hay que sumar los 80,000 millones de pesos que costaría el aeropuerto es Santa Lucía, más los 5,000 millones de las adaptaciones de los aeropuertos de Toluca y el de AICM, y 2,500 millones de pesos para las vías para conectar el aeropuerto de Toluca con el de Santa Lucía.

El capricho autoritario de suspender el aeropuerto en Texcoco nos saldrá costando a los mexicanos arriba de 345,500 millones de pesos, 85,500 millones de pesos más que el costo del proyecto actual, para tener un sistema aeroportuario de menor capacidad de flujos de pasajeros y carga. Y, claro, hay que recordar que todavía falta por hacer el proyecto ejecutivo para el aeropuerto de Santa Lucía que hasta el momento no se tiene.

Las preguntas clave son:
  1. ¿podría volverse a reactivar el proyecto del aeropuerto en Texcoco y abandonar el de Santa Lucía.
  2. ¿Podrán estas medidas de parches financieros devolver la confianza de los inversionistas a los proyectos de infraestructura del gobierno mexicano?
En la opinión de quien esto escribe, la decisión de abandonar el proyecto del aeropuerto en Texcoco ya fue tomada, a pesar de que los costos financieros, económicos y de pérdida de empleos sigan ascendiendo. AMLO, fiel a su obstinada condición de ser, suspenderá el proyecto del NAIM y desarrollará la opción de Santa Lucía independientemente de lo que le digan los expertos, mercados e inversionistas.

En cuanto a restablecer la confianza de los inversionistas con estas maniobras financieras, difícilmente lo logrará en los próximos años: los mercados olvidan, pero no perdonan. Por ello, a pesar de la oferta de recompra por 1,800 millones de dólares, 1) la calificadora Moody’s mantuvo su baja calificación de Baa3 de dichos bonos, el último peldaño antes de llegar al bono basura, y 2) varios inversionistas han declarado que rechazarán la oferta de recompra.

Ponte a pensar querido lector, si tú fueras inversionista, ¿invertirías en un país cuyo gobierno abandona el proyecto de infraestructura más importante de las últimas décadas, que había sido estudiado por más de 30 años y recomendado por los más capacitados expertos internacionales, en favor de un aeropuerto alterno confirmado por los expertos como la peor opción? Esto, esto querido lector, no da confianza.

sábado, diciembre 01, 2018

Cumbre del G-20, ¿servirá para algo?

Los principales 20 países del mundo se están reuniendo en Buenos Aires, Argentina por dos días para discutir sobre desarrollo, infraestructura, seguridad alimenticia, mercados laborales, economía digital y reformas a la Organización Mundial del Comercio. Sin embargo, existen otros cinco retos globales que ensombrecen los objetivos oficiales de la cumbre, dentro de los cuales destacan:

1. la tensión comercial entre Estados Unidos y China,
2. los problemas entre Rusia y Ucrania,
3. la visión europea,
4. el asesinato del columnista Jamal Khashoggi
5. el cambio climático.

Cabe hacer notar que estos 20 países controlan el 85% de la producción bruta global, el 80% de las inversiones, el 75% del comercio y representan 2/3 de la población mundial, por lo que sus acuerdos pueden representar un avance en la economía mundial y la reducción de tensiones regionales o, por el contrario, pueden aumentar las diferencias y tensiones entre los países.

Tensiones comerciales: Estados Unidos y China llegan a la reunión bajo la amenaza de Trump de imponer nuevas tarifas a las importaciones chinas. Dentro de las reuniones bilaterales, la más sonada y de mayor interés es la cena entre Donald Trump y Xi Jingping el sábado 1 de diciembre, cuyo resultado podría determinar si la disputa comercial entre ambos países se reduce o aumenta. Antes de salir a la Cumbre del G-20 Trump habló de subir los aranceles del 10 al 25% a las importaciones chinas a partir del 1 de enero de 2019. Viendo la conducta del mandatario estadounidense, este economista es escéptico de que vayan a lograr un acuerdo que reduzca la probabilidad de una guerra comercial entre ambos países; el enfrentamiento probablemente continuará disminuyendo el comercio y aumentando la inestabilidad en los mercados.

Un punto neurálgico dentro de las negociaciones entre Estados Unidos y China es el de la propiedad intelectual, en donde Estados Unidos sigue un enfoque duro de enjuiciar y extraditar a los culpables del robo de la propiedad intelectual, tratándolos como espías. Estados Unidos considera que la Organización Mundial del Comercio no tiene la autoridad ni los dientes para proteger la propiedad intelectual.

Conflicto entre Rusia y Ucrania: Donald Trump canceló la junta que iba a tener con Vladimir Putin por la captura de los barcos y marinos ucranianos, los cuales hasta el momento no han sido liberados. Rusia argumenta que Ucrania no tiene permiso para navegar entre su territorio y la península de Crimea, mientras que Ucrania se defiende citando las leyes y prácticas internacionales. La reunión entre Estados Unidos y Rusia era importante para examinar el tratado de fuerzas nucleares de rango intermedio, dado que Donald Trump anunció en octubre que se retiraba del acuerdo debido a que Rusia no lo estaba cumpliendo. Como es natural, la falta de acuerdo para evitar la proliferación de estas armas aumenta el riesgo para la paz y genera inestabilidad mundial.

Europa débil o fuerte: por un lado, la tarea del presidente francés Emmanuel Macron es la de asegurar de que el punto de vista europeo es escuchado, evitando que su mensaje se diluya por las divisiones internas, en especial las ocasionadas por la Gran Bretaña al salirse de la comunidad europea. Emmanuel Macron ha propuesto fortalecer la fuerza militar europea, porque considera que ya no pueden depender de los Estados Unidos. Esta proposición ha causado molestia por parte de la administración de Donald Trump. Por el otro lado, la salida de Gran Bretaña de la Comunidad Europea, el llamado Brexit, ha generado divisiones internas las cuales Donald Trump trata de aprovechar para alcanzar un acuerdo comercial con Gran Bretaña y así debilitar aún más la unidad europea.

Asesinato del columnista del Washington Post: el príncipe saudita Mohamed Bin Salman, señalado como el autor intelectual del asesinato del periodista Jamal Khashoggi dentro del Consulado de Arabia Saudita en la capital turca ha generado fuertes críticas al reino de Arabia Saudita. Sin embargo, Estados Unidos hasta el momento se ha hecho de la vista gorda argumentando los importantes nexos entre ambos países, los grandes y jugosos contratos militares con Arabia Saudita y las fuertes inversiones sauditas en Estados Unidos. La Rusia de Putin también se ha quedado callada, mientras que los líderes de los países europeos han criticado este asesinato como un crimen indefendible. La posición de Trump y Putin ilustra el poco valor que le confieren a los derechos humanos.

Otra de las reuniones más anticipadas es la que se espera entre el presidente turco Tayyip Erdogan y el príncipe saudita.

Cambio climático real o imaginario: este subtema es de poco interés para Donald Trump, quien considera que la acción humana no tiene efectos en el cambio climático, por ello, el año pasado, anunció su intención de retirarse del Acuerdo de París.

¿Cuáles van a ser los resultados de esta cumbre? ¿Se alcanzará un consenso sobre el comercio y el cambio climático? Este escribiente considera que se van a alcanzar los mismos o peores resultados que los que se alcanzaron en la reunión del G-20 en el 2017 en Hamburgo Alemania, en donde el documento final de la reunión no logró salir por consenso. En efecto, por muy sensatos que sean la mayoría de los líderes del grupo de los 20 es imposible lograr acuerdos cuando dos de sus principales líderes no están dispuestos a ceder.

lunes, octubre 29, 2018

Consulta Aeropuerto, Ataques a críticos de Trump, Caravana Migrante y Bolsonaro

Los Estados Unidos, México, los países centroamericanos, Venezuela y Brasil están viviendo tiempos interesantes, lo que podríamos calificar como de transición epocal cuya característica fundamental no solamente es la incertidumbre, sino la certidumbre de que van a haber grandes sacudidas políticas, económicas y sociales. Así es, estamos en medio de un cambio de épocas en donde se presenta el resquebrajamiento de los sistemas políticos tradicionales y de los gobiernos predecibles hacia políticas y estados inciertos e inestables.

Consulta: el domingo 28 de octubre no solamente atrasamos los mexicanos el reloj una hora sino atrasamos al país 48 años, desde aquel aciago 1ro de diciembre que tomó posesión Luis Echeverría Álvarez. También en pocos días celebraremos no solamente el día de muertos sino también la muerte del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco. Andrés Manuel López Obrador a partir de “ya” tuvo su primer acto de gobierno antes de la toma de posesión al decidir cancelar el aeropuerto recomendado por todos los expertos y estudios en favor de la opción no probada de Santa Lucía. Hábilmente AMLO disfrazó su decisión con una farsa de consulta llena de vicios y carente de representatividad estadística, lavándose las manos al estilo Pilato, argumentando que “el pueblo ha hablado y acataré su voluntad”, “no me cuestionen a mí, fue el pueblo quien decidió”. Las consecuencias ya se han empezado a sentir con la devaluación del peso y la desconfianza de los inversionistas. La cancelación del aeropuerto en Texcoco costará al país más de 1000 empleos, el desarrollo de toda una región, cuantiosos ingresos de divisas, un menor crecimiento de los sectores de turismo y carga, así como restarle credibilidad a México. La susodicha consulta es un retrato hablado de lo que será su próximo gobierno, cuyas peje-frases ilustran su personal estilo de gobernar: “me canso ganso”, “les guste o no les guste”, y “váyanse acostumbrando”.

Nicolás Maduro: la visita del Destructor de Venezuela a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador ha sido criticada severamente, ante lo cual Andrés Manuel ha contestado de que él y su gobierno respetarán a todos los gobiernos y pueblos del mundo. Me pregunto querido lector, porque no se hace una consulta a ver si los mexicanos quieren que se invite a México a ese infame personaje.

Violencia contra críticos de Trump: Los dos últimos incidentes de violencia sin ton ni son contra críticos de Trump y judíos en Estados Unidos ilustran el clima de intolerancia que ha generado el discurso agresivo e intransigente de Trump. En el primer incidente, un férreo amante de Trump envió bombas por correo a los críticos del presidente americano, mientras que en el segundo, un racista blanco balaceo a varios judíos en una sinagoga en la ciudad de Pittsburgh porque supuestamente estaban apoyando y financiando la caravana de migrantes centroamericanos. Siempre habrá locos que tomen la estafeta del odio y la rabia contra algunos sectores de la sociedad demonizados por líderes carismáticos. La pregunta que nos podríamos plantear es ¿Cuánto tiempo pasará antes de que se presenten ataques similares aquí en México contra los críticos de AMLO, los fifis, los periodistas, los empresarios y los miembros de la mafia del poder?

Pies cansados: La nutrida caravana migrante compuesta de millares de centroamericanos en busca del sueño americano está encarando no solamente el cansancio, el hambre y las inclemencias del clima, sino los desafíos que le esperan en la frontera. Más de 2000 efectivos militares y extremistas neonazis los están esperando para evitar su entrada a suelo americano. Trump continúa demonizando a los migrantes como inadaptados, delincuentes, terroristas y pandilleros, calificando a la caravana como una amenaza contra la civilización y apacible vida americana. Los estadounidenses menos cultos, más conservadores, lo escuchan y le creen, a pesar de que no han encontrado indicio alguno de terroristas o criminales en la caravana. Como sabemos, la verdad importa menos que un relato bien construido que apela a la emoción, lo que Trump popularizó con su postverdad o postfactual.

Los migrantes huyen de la pobreza y de la violencia en sus países. En Centroamérica existe un gran número de personas que viven por debajo de la línea de pobreza, donde la mayoría sobrevive con menos de dos dólares por día. La pobreza es el elemento más perjudicial al bienestar y dignidad de la gente; la violencia es la hija favorita de la pobreza.

Bolsonaro: Más de la mitad de los brasileños votaron por el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro, quienes lejos de asustarse de su discurso violento, machista, homófobo y racista, se entusiasmaron por sus promesas de un Brasil fuerte y limpio. Dentro de los sectores más entusiasmados están los ricos, empresarios poderosos y terratenientes que buscan la explotación de los recursos en la Amazonia, ocupar la tierra de los indígenas y sacrificar el pulmón verde de la selva amazónica. Otro sector que apoyó a Bolsonaro es la clase media brasileña asustada por la crisis económica, el desempleo y los escándalos de corrupción.

En efecto, vivimos una transición epocal donde la cultura se considera subversiva, los medios de comunicación independientes enemigos del pueblo, y donde los críticos del gobierno son atacados con total impunidad. Líderes carismáticos de derecha e izquierda abonan el terreno con supuestos enemigos, ataques inexistentes sembrando las semillas de la discordia, el odio, la intolerancia y la violencia.

Viviremos por lo menos seis años de desafíos, de promesas verbales y de hechos lamentables. La única manera de combatir y enfrentar al monstruo de la intolerancia con cara de Trump, AMLO, Ortega, Maduro o Bolsonaro, será la unión de las buenas personas. Los mexicanos recuperaremos la seguridad y confianza que en una votación aciaga nos robó un vendedor de sueños.

sábado, septiembre 29, 2018

Pejenomics y el último otoño de Henry

Este otoño estamos viviendo los últimos días de la administración de Henry Monster (Enrique Peña Nieto) y el inicio del Pejegobierno (gobierno de Andrés Manuel López Obrador). Varios grupos de la población están inquietos por no saber cómo se va a manejar la economía, y cómo las políticas públicas van a afectar su bienestar y patrimonio. Las señales son cruzadas, por un lado, Andrés Manuel dice una cosa y luego sus colaboradores dicen otra. Lo peor y lo que más confunde es cuando tratan de explicar que ambos dijeron exactamente lo mismo.

Un amigo economista me decía que “si López obrador supiera de negocios sería un hombre rico y no un político que se la pasa criticando a los ricos.” Éste economista con pretensiones de escribiente piensa que Andrés Manuel ya se ha venido dando topes con la realidad y se está percatando que el manejo de la economía requiere lo que los buenos padres hacen con sus hijos, dejarlos que aprendan y operen en libertad.

Un bosquejo de lo que va a ser el programa económico del próximo gobierno se lanzó durante la campaña en mayo del 2018; a ese ideario económico se le denominó pejenomics. En dicho programa económico se rechazaban varios puntos de conflicto, tales como que no se iban a nacionalizar empresas, ni expropiar negocios, ni aumentar irracionalmente los impuestos. También se aclaraba que pejenomics no estaba en contra de la globalización, sino que buscaba que los beneficios de un México abierto se distribuyeran más equitativamente entre la población. El programa económico del gobierno “juntos haremos historia” buscaba una economía para todos, no para solo unos cuantos.

El programa económico también procuraba tranquilizar a los empresarios, indicando que su programa cubriría los temas relevantes para ellos, tales como la macroeconomía, la innovación, el fomento industrial, el crecimiento económico y el Estado de Derecho.

Pejenomics descansa sobre la premisa de que el programa económico seguido en México durante las últimas tres décadas ha fracasado en todo el mundo y ha dejado al país en una condición delicada, premisa populista difícil de sustentar dado que el país ha podido (1) crecer sin los altibajos observados en la mayoría de los países latinoamericanos, y (2) mantener el pago de sus deudas. El propósito del programa pejenomics ha sido el de despejar las inquietudes sembradas por las campañas de desprestigio de sus rivales durante la contienda electoral

En su Proyecto de Nación se desprenden seis puntos primordiales:

1. estimular la competencia bancaria fomentando la diversidad de actores;
2. crear un fondo de inversión pública y privada;
3. aumentar y diversificar las exportaciones;
4. aplicar una política de cero endeudamiento y de baja inflación;
5. incentivar el desarrollo turístico, y
6. apoyar programas para detonar el consumo y las economías regionales.

Los puntos anteriores suenan más a metas que planes, por ejemplo, poco se dice sobre cómo fomentar la diversidad de actores: ¿sería acaso reduciendo la regulación financiera, y/o liberando las tasas de interés, y/o permitiendo la creación y emisión de nuevos vehículos especulativos, y/o qué? Lo mismo se puede decir acerca de los cinco puntos restantes: son tan solo metas deseadas sin explicar cómo se van a alcanzar.

Un componente clave de pejenomics es el plan de austeridad republicana que básicamente descansa sobre la racionalización del gasto público, reduciendo el desperdicio y fomentando el ahorro. De acuerdo con las sofisticadas fórmulas y algoritmos de pejenomics esto generaría alrededor de 500 billones de pesos, aproximadamente 27 billones de dólares. Éstos recursos liberados servirían para financiar proyectos de desarrollo.

El 16 de septiembre, al inicio de su Gira de Agradecimiento por el país, AMLO anunció en Tepic, Nayarit, que a la mejor no habría suficientes recursos para financiar todos los proyectos propuestos, porque el país se encontraba en bancarrota, agregando que si hubiese una crisis económica no sería por culpa del gobierno sino por causas externas o por el mal manejo por parte del Banco de México. Varios economistas quedamos sorprendidos, pues difícilmente se puede considerar a México como un país en bancarrota, contamos con una buena calificación crediticia, seguimos cumpliendo con el pago de nuestras deudas, recibimos más ingresos de exportación que los egresos por importación, nuestro nivel de reservas internacionales es saludable, etc. claro, el endeudamiento ha crecido rápidamente, los niveles de corrupción, impunidad e inseguridad se han mantenido al alza, y 53 millones continúan en la pobreza,  pero estamos lejos de ser un estado fallido o un país en bancarrota.

Nuestro presidente electo se quería curar en salud culpando –antes de tomar posesión– a terceros de las promesas que no va a poder cumplir por falta de recursos. Es más fácil culpar la escasez de recursos a la administración saliente, que reconocer que muchas de las promesas de campaña fueron excesivas e irracionales; es más fácil señalar que si se viene una crisis se deberá a factores externos y al mal manejo del Banco Central que reconocer que las políticas de su administración podrían estar equivocadas.

Semejante declaración sugiere que su relación con el Gobernador de Banxico no es de las mejores, y manifiesta su poco respeto por las instituciones autónomas. En este escenario de señales cruzadas, se antoja difícil cumplir con uno de los ejes rectores de pejenomics: respetar la autonomía del Banco de México para lograr el equilibrio macroeconómico, y evitar devaluación e inflación.

A fin de que la administración de Andrés Manuel mantenga su buena calificación crediticia, tendrá que demostrar, no con palabras sino con hechos, cuatro objetivos:

1. mantener una buena relación con Estados Unidos;
2. mantener o mejorar la gobernabilidad del país;
3. mantener la disciplina fiscal y el buen manejo de las empresas públicas en especial de Pemex y CFE, y
4. lograr crecimientos positivos, sustentables e incluyentes.

Vale la pena desarrollar dos ejercicios: primero, hacer un diagnóstico de cómo recibe el país Andrés Manuel y, segundo, qué es lo que probablemente va a lograr en el primer año, a la mitad de su gestión y al término de esta.

Para empezar, AMLO recibe a una economía, si no en magníficas condiciones, por lo menos no en las pésimas circunstancias que la filosofía de su partido Morena y su programa económico suponen. México está un poco por arriba del promedio de los países latinoamericanos y las economías emergentes.

En el primer año de gobierno tendremos alcances mixtos, tendiendo a resultados más negativos que positivos por varias razones, entre las cuales destacan (1) los cambios geográficos e institucionales en las secretarias que reducirán su funcionalidad durante el periodo de ajuste, y (2) a que muchos de sus colaboradores estarán aprendiendo en el trabajo y su curva de aprendizaje no les permitirá alcanzar los resultados que funcionarios bien preparados lograrían… será un año con reducida nueva inversión externa dado que los inversionistas estarán observando y juzgando el rumbo del pejegobierno antes de comprometer sus recursos.

A la mitad del sexenio estaremos viendo un tipo de cambio cercano a los $25 pesos por dólar, y tasas de inflación cercanas al 10 por ciento. Las tasas de crecimiento estarán por arriba del crecimiento demográfico, pero por abajo del 2.3 por ciento que hemos visto en promedio en los últimos años. Una constante del sexenio será la presión gubernamental sobre Banxico de promover el crecimiento sacrificando la estabilidad de precios. Al final de la administración de AMLO veremos una fuerza laboral menos preparada que la que hubiera podido emerger si se hubiera respetado la reforma educativa, la cual hubiera permitido maestros más preparados bajo evaluación continua, fomentando su preparación a través de incentivos evaluación-remuneración.

Se nos viene un mundo en el cual la mayoría de las actividades económicas descansan sobre el mayor conocimiento, conocimiento necesario de infundir a nuestra juventud, pero... si se piensa más en los maestros como fuerza política, que en los estudiantes como fuerza económica, no es difícil pronosticar un final de sexenio mediocre.

Un mal gobierno siempre se quejará de malas condiciones; un gobierno optimista prometerá mejores resultados, y un buen gobierno responderá a las condiciones que se le presenten cuando se le presenten. ¿Qué tipo de gobierno será el de Andrés Manuel López Obrador? ¿Será acaso que en el otoño del 2024 estaremos extrañando a las cinco administraciones anteriores, o que confirmemos con él, que fueron 30 años de pésimos resultados?

¿Qué pensáis querido lector?

jueves, agosto 30, 2018

¿Es el Acuerdo Bilateral Estados Unidos–México bueno o malo?

Al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no le gusta el término Tratado de Libre Comercio de América del Norte, considera más elegante llamarlo Acuerdo de Comercio Estados Unidos-México, por supuesto con el nombre de Estados Unidos por delante. También ese término conlleva la amenaza a Canadá de que o se une y acepta los arreglos alcanzados entre México y Estados Unidos o se queda fuera del juego. Ese es claramente el dilema de Donald Trump: EE.UU. con México, o estos dos con un Canadá más dócil.

Algunos observadores han calificado el acuerdo binacional como una traición de México a Canadá, pero eso no es el caso. Canadá hizo clara su postura diciendo años atrás que México era un país amigo, pero los intereses canadienses eran primero por lo que si era necesario alcanzar un acuerdo con Estados Unidos sin México así lo haría.

Seguramente Estados Unidos y Canadá van a lograr un entendimiento, si no en tres días (para el viernes 31 de agosto), como actualmente se contempla, será en las próximas semanas. Canadá es el primer mercado para las exportaciones estadounidenses y México el segundo. Catorce millones de empleos en Estados Unidos dependen de las exportaciones a Canadá y México; es obvio que no solamente los canadienses van a buscar un entendimiento con los americanos, sino que los estadounidenses a su vez van a tener que ceder un poco para alcanzar el acuerdo. El gobierno canadiense y los legisladores estadounidenses entienden que es preferible un “mal acuerdo” a un “no acuerdo.” Lo que cree Donald Trump sobre el TLCAN 2.0, probablemente ni él lo sabe hasta que no lance su próximo tweet.

La pregunta que surge es si el acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y México es bueno o malo. Para empezar, no cabe duda de que el acuerdo podría haber sido mejor, pero sin conocer los detalles de éste sería aventurado descalificarlo… y aun cuando se conocieran los detalles, la única manera de saber si es un buen acuerdo comercial va a ser a través de sus resultados en la balanza comercial durante los próximos seis años.

Tal y como el tratado original de 1994 fue al principio negativo para México, sobre todo en el sector agrícola tradicional, después de algunos años de ajustes México aprovechó las oportunidades del TLCAN, reacomodando sus prioridades productivas en el campo a las actividades agropecuarias con clara ventaja comparativa tales como las hortalizas. La diferencia salarial entre los trabajadores americanos y mexicanos fue un incentivo para trasladar las cadenas productivas de varias industrias que venían sufriendo altos costos y pérdida de competitividad del oeste medio de Estados Unidos a México, ayudando no solamente en la creación de empleos en México, sino haciendo más competitivas a una gran cantidad de compañías americanas, tales como la automotriz, electrodomésticos y electrónicos, permitiéndoles competir en mejores condiciones contra sus rivales europeos y asiáticos.

Los tres socios se volvieron más competitivos frente al resto del mundo. En el período de 1993 al 2017, México logró exportar siete veces más que lo que exportaba un año antes del tratado, mientras que EE.UU. logró en el mismo periodo incrementar sus exportaciones 3.1 veces y Canadá, 2.7 veces.

La mayoría de los economistas concuerdan que gracias al TLCAN hubo un aumento en la tasa de crecimiento de Estados Unidos por lo menos de medio punto porcentual al año, en México entre el 1 al 1.5% y en Canadá entre 0.5 al 1%.

Cabe mencionar la dicotomía entre China y México. Varios de los empleos generados en China fueron creados por empresas de ese país que llevaron a la bancarrota a las empresas americanas con las que competían, perdiéndose fuentes de trabajo en EE.UU. Mientras que muchos empleos generados en México fueron gracias a las compañías americanas que se trasladaron al país cerrando las fuentes de empleo en Estados Unidos. Estas empresas, gracias al ahorro en sus costos de producción, pudieron sobrevivir y enfrentar la competencia China y europea, reinvirtiendo sus ganancias en Estados Unidos y México, en una proporción de 92% en EE.UU. y 8% en México, creando más empleos en Estados Unidos con las nuevas inversiones que los empleos que se perdieron por el traslado inicial a México.

Algo parecido va a suceder con el nuevo pacto comercial. Las concesiones que tuvo que hacer México para alcanzar el acuerdo, tales como las reglas de origen y el aumento salarial van a costar empleos al país y seguramente la inversión extranjera será menor que la que hubiera podido ser. Los trabajadores mexicanos en el sector automotriz ganan en promedio 5.21 dólares por hora, mientras que los trabajadores americanos perciben alrededor de 21.70 dólares por los mismos 60 minutos. El acuerdo indica que los trabajadores mexicanos deberán ganar tres veces más de lo que están ganando actualmente, por lo menos 16 dólares la hora, lo cual disminuirá el incentivo para las compañías que buscan trasladarse a México para aprovechar los menores costos laborales. Los precios de los automóviles aumentarán y la industria será menos competitiva contra sus rivales europeos y asiáticos. Cualquier economista recomendaría que el aumento salarial debería ser progresivo y ligado al incremento de la productividad laboral. Aumentar los salarios por decisión gubernamental, lleva a la disminución del ritmo de creación de empleos y al aumento en la selección y diseño de tecnologías más intensivas en capital, con alto conocimiento incorporado, a costa de las tecnologías de mayor intensidad laboral. Esto ha sido una tendencia que se ha venido observando en las últimas tres décadas en los países desarrollados, tendencia que se va a acelerar en nuestro país con este nuevo acuerdo.

A pesar de algunos efectos negativos, no tengo duda que en promedio vamos a ganar con el nuevo acuerdo comercial. Al eliminar la incertidumbre de si iba a haber o no acuerdo comercial, los inversionistas se sentirán más seguros de mantener su presencia en México y dar marcha adelante en sus planes de inversión. Seguramente habrá un reacomodo en la estructura de nuestras exportaciones de productos y servicios de la industria automotriz a otros productos industriales, como enseres domésticos, electrónicos y de computación, así como productos agropecuarios, como las frutas y hortalizas. Un gran logro del acuerdo bilateral fue el haber mantenido el comercio agrícola con cero tarifas, eliminando la solicitud americana de proteger a sus productores por las variaciones estacionales.

México tenía dos opciones 1) enfrentársele a Estados Unidos, o 2) negociar concediendo. Ante un Donald Trump que ignora la historia económica y lo que dice la ciencia económica de que el comercio libre crea más riqueza y más empleos, mientras que el proteccionismo es la manera más expedita para aumentar precios y generar carencias, México prefirió dar un paso atrás para lograr dos pasos hacia adelante. La postura jurásica de Trump es sencilla, Estados Unidos debe ganar más que los otros. La postura mexicana de negociar concediendo un poco fue la mejor opción dada la asimetría de fuerzas entre nuestros países.

Claro, no todo está terminado ni escrito en piedra, falta la aprobación del Congreso Americano que en principio tiene una visión diferente a la de Donald Trump. Varios legisladores estadounidenses han expresado que la Casa Blanca no tiene autoridad para reemplazar el TLCAN por un acuerdo comercial binacional. De tal manera, aun cuando veo difícil que Estados Unidos y Canadá logren un acuerdo en tres días, no dudo que el acuerdo se logrará y será trilateral.

Donald Trump debería de aprender lo que un compatriota suyo, Benjamín Franklin, dijo hace casi tres siglos atrás “nunca una nación se ha arruinado comerciando.”

sábado, agosto 18, 2018

Liberalismo y Populismo... Grupo María Cristina

Ayer dí una interesante charla al Grupo Maria Cristina sobre "Liberalismo y Populismo", específicamente traté de responder a la interrogante ¿llevaron los errores de liberalismo al resurgimiento de los gobiernos populistas alrededor del mundo? A continuación les comparto algunas fotos de la reunión con este combativo grupo de pensadores y escribanos con un largo historial en el periodismo de opinión en México.


domingo, julio 29, 2018

¿Es el liberalismo el causante de los triunfos populistas?

La mayoría de los analistas concuerdan en que la sociedad occidental se encuentra en una encrucijada: descontento creciente con los gobiernos liberales y fortalecimiento de los movimientos populistas de oposición, tanto de derecha como de izquierda. Los críticos del liberalismo citan varias razones, entre ellas:
  1. algunos consideran que las políticas económicas liberales son la causa de la concentración de la riqueza y del estancamiento de las clases medias;
  2. otros arguyen que 60 años de individualismo radical y de meritocracias económicas crearon una sociedad dividida, resentida y descontenta, y
  3. otros más aseguran que las principales fallas fueron los principios fundamentales del liberalismo, en donde el concepto de libertad individual se hizo prevalecer sobre los valores religiosos, familiares, comunitarios y sociales.

Esta nota pretende examinar someramente en que cosas acertó y en cuáles falló el liberalismo, así como revisar si estamos viendo el final del liberalismo como forma de expresión político-económica.

Empecemos, el liberalismo ha sido una de las doctrinas más exitosas de los últimos 400 años y está basada en la libertad individual, la iniciativa privada, la igualdad ante la ley, la no intervención del Estado y los poderes públicos en la vida social, económica y cultural. El liberalismo ha tenido manifestaciones filosóficas, sociales, culturales, políticas y económicas. El inglés John Locke fue el primer pensador en desarrollar la filosofía liberal en el siglo XVII, incluido el derecho a la propiedad privada y al consentimiento de los gobernados.

Hoy en día, el concepto de liberalismo es una noción canasta “catch all” que recoge diversas corrientes de esta doctrina. Sin embargo, hay una manifestación predominante del liberalismo: cuando la gente habla de liberalismo generalmente se refieren al liberalismo político-económico. Un partido político es liberal o neoliberal cuando propone el modelo liberal para la economía, o sea, el libre funcionamiento de los mercados, la libre competencia, la libertad de movimiento, el libre comercio, la propiedad privada, la no intervención estatal en los mercados y un mínimo de regulación. Generalmente el modelo económico liberal se da en las democracias, lo que algunos han llamado el “capitalismo democrático”, donde el sector privado controla los mercados, hay responsabilidad fiscal y un ethos liberal que promueve el pluralismo.

En la esfera político-económica, en un extremo está el liberalismo tradicional o clásico generalmente asociado a Thomas Hobbes y John Locke, y en el otro está el liberalismo social demócrata asociado a las ideas democráticas que los estadounidenses popularizaron con su “Américan Way of Life,” y la filosofía política del Partido Demócrata. El liberalismo clásico celebra el libre mercado, los gobiernos representativos, la no intervención y un mínimo de regulaciones estatales, mientras que el liberalismo demócrata celebra los derechos civiles y un mayor número de regulaciones en favor de los menos favorecidos por el sistema.

Lo que une al pensamiento liberal en sus diferentes manifestaciones es la noción de que las cosas estarán mejor en un ambiente de libertad, en donde el individuo pueda tomar sus decisiones en libertad, elegir libremente a sus gobernantes y disfrutar su propiedad privada adquirida por su trabajo e ingenio. Esta idea se basa en los tres derechos naturales de John Locke: vida, libertad y propiedad privada.

Vale la pena mencionar que, desde su concepción, el liberalismo ha tenido muchos logros, en especial al término de la Guerra Fría, trayendo importantes beneficios, tales como: a) el afianzamiento de los regímenes democráticos y la libertad de expresión, b) el derecho al voto de las mujeres, c) la tolerancia social a la diversidad, d) el crecimiento económico continuado y sustentado en la libre decisión de millones de individuos, e) la disminución de la pobreza de cientos de millones de personas gracias a la globalización, etcétera. Sus logros no están a debate, lo que está bajo la lupa al momento son sus fracasos, las fallas que han llevado al fortalecimiento de los movimientos populistas y autocráticos.

El marco liberal en la esfera económica-política se expresa con relación a los derechos individuales y económicos con base en:
  • la autonomía personal,
  • el gobierno representativo,
  • la libre circulación de bienes y personas,
  • el libre desarrollo tecnológico,
  • la economía de mercado y
  • un mínimo de regulaciones.
Sin embargo, sus críticos consideran que la supuesta igualdad de oportunidades ha producido una meritocracia, y que la supuesta democracia ha degenerado en un teatro del absurdo en donde los votos no van para los mejores sino para los políticos que más prometen. En el campo económico, la riqueza ha sido acaparada de manera creciente por los líderes corporativos y los dueños del capital, convirtiendo al resto de la gente en consumidores cautivos de sus propios deseos. En el campo político, los votantes han terminado por convertirse en borregos que buscan la gratificación instantánea más que el crecimiento individual y social. Finalmente, los avances tecnológicos han venido reduciendo implacablemente los espacios laborales al trabajo sin sentido.

Dentro de los principales críticos de liberalismo, destaca el profesor de la Universidad de Yale, Patrick Dennen –quien escribió el popular libro “Por qué fracasó el liberalismo” (Why Liberalism Failed)– después de calificar al liberalismo “como la idea más exitosa de los últimos 400 años” procede a explicar porque el liberalismo fracasó. Dennen sostiene que la democracia liberal traicionó sus promesas, tales como:
  • promover la igualdad, pero creó mayor desigualdad y una nueva aristocracia;
  • dar a la gente mayor control sobre el gobierno, pero alienó a la mayoría de la gente contra el gobierno;
  • promover la libertad, pero relegó a los individuos a consumidores esclavos de sus apetitos.
El liberalismo, dice Dennen, en la búsqueda por la satisfacción individual y la satisfacción personal, promovió el egoísmo desmedido sacrificando los valores morales, espirituales, religiosos, familiares y comunitarios. Pero, hay una falacia en la argumentación de Dennen, puesto que se refiere al liberalismo como un todo, siendo que hay diferentes expresiones: no todos los liberalismos son culpables, hay uno en particular que es responsable, el liberalismo político-económico.

La crisis financiera del 2008 probablemente fue el detonador de la crisis del modelo económico liberal; la crisis del 2008 fue mayor y más profunda que la crisis de 1929. Los salarios reales en Inglaterra todavía se encuentran por debajo de los niveles anteriores a la crisis, el PIB per cápita de varios países europeos se encuentra por debajo de los niveles precrisis, y el PIB total de Grecia está casi 25% por debajo del nivel precrisis.

Las clases medias y los pobres cargaron con el mayor costo de la crisis, mientras que los ricos sufrieron poco; o sea, las ganancias se privatizaron y las pérdidas se socializaron. Probablemente dicha crisis y el desempleo que causó fue el catalizador específico que promovió el enojo de los votantes hacia las políticas adoptadas por los partidos tradicionales.

En efecto, la importancia de las economías democráticas y liberales en el contexto mundial se ha venido debilitando. De acuerdo con Bloomberg Economics, en el grupo G20 (las 20 economías de mayor tamaño), los países democráticos con economías de mercado solamente contribuyeron en el 2017 con el 32% del PIB, lo que contrasta con el 83% que aportaban en el 2007, un año antes de la crisis financiera. En el mismo periodo, la contribución al PIB de los países con regímenes populistas aumentó del 4% en el 2007 al 41% en el 2017. Esta tendencia se sigue fortaleciendo, sobre todo ahora que Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones presidenciales en México.

Acompañando a las economías de mercado y al libre comercio, la globalización dio lugar al nacimiento de los superpoderes privados, como Google, FaceBook, Amazon, Uber, y Airbnb. Poderes privados tan globales y tan transnacionales que son omnipresentes, están en todos lados sin presencia física en ninguno. Por ejemplo, durante el 2014, Facebook pagó tan solo 4.237 libras de impuesto en el Reino Unido, menos de lo que cotiza un trabajador, mientras que repartía suculentos bonos a sus directivos.

Mientras todo esto venía sucediendo, se estaba produciendo el fenómeno de la visibilidad global en donde los pobres por primera vez podían ver cómo vivían los ricos y los super ricos, lo que no era posible hasta el advenimiento de la revolución tecnológica en las comunicaciones y el Internet. Antes, el pobre en su choza no tenía ni idea de cómo vivía el rico en su castillo y a la inversa. Este fenómeno de la visibilidad alimentó y sigue alimentando el resentimiento y el enojo social. Mucha gente, no solamente en México, sino en otros países empezó a pensar que el liberalismo económico había generado una nueva oligarquía, una tecnocracia o meritocracia basada en el dinero, los privilegios, la corrupción y la impunidad.

Nada más hay que pensar, querido lector, que cerca de dos mil jets y helicópteros privados transportaron al Foro Económico Mundial de Davos en Suiza a líderes empresariales, financieros y de gobiernos para analizar los principales retos y oportunidades geopolíticas, económicas y sociales en el mundo; o sea, los principales beneficiarios de la creciente desigualdad son quienes están decidiendo el rumbo de la economía internacional para los próximos años.

La principal respuesta política al fracaso del liberalismo ha sido el fortalecimiento del populismo nacionalista y proteccionista, ya sea de derecha o izquierda. Es una respuesta antiliberal y antidemocrática siempre y cuando fortalece la intervención gubernamental en los mercados, y la separación horizontal (dentro del país) y vertical (entre los países) de “ellos contra nosotros”.

Dani Rodrik, destacado economista de Harvard, nos dice en su libro “La paradoja de la globalización” que debemos elegir dos de entre tres conceptos: globalización económica, democracia política o soberanía nacional, puesto que no es posible tener los tres simultáneamente. A esta premisa se le denomina “el trilema de Rodrik”. De tal manera que podemos aspirar a:
  1. tener hiper-globalización y soberanía bajo una élite tecnócrata, olvidándonos de la democracia, o
  2. tener hiper-globalización y democracia bajo un gobierno mundial, olvidándonos de la soberanía nacional, o
  3. mantener nuestra democracia y soberanía bajo un gobierno mayoritario, olvidándonos de los beneficios de la globalización, sin integrarnos al mundo y encerrados en nuestra autarquía.
El planteamiento de Rodrik en el terreno político y económico es realmente sugerente. Manifestaciones del trilema lo vemos en el manejo proteccionista y nacionalista de Estados Unidos bajo la administración Trump, también en el llamado Brexit en Gran Bretaña, en el movimiento independentista de Cataluña, y en diversos gobiernos populistas y autoritarios, Rusia, China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela y ahora en México.

El trilema de Rodrik no es determinista, solamente provocativo de la necesidad de encontrar un equilibrio inteligente y sostenible entre la integración económica con el resto del mundo, la soberanía nacional y el respeto a las preferencias de la sociedad… ni más ni menos.

¿En realidad falló el liberalismo? Creo que esta es la pregunta clave. Pienso que el liberalismo como economía política no falló, quienes fracasaron fueron aquellos que se decían liberales pero que lo dejaron de ser tan pronto llegaron al poder desde la oposición al poder absolutista, a la dictadura de Estado, al Estado socialista, y a los gobiernos estatizantes e intervencionistas. Estos políticos pseudo liberales –frecuentemente calificados como neoliberales– que, una vez llegados al poder, trataron de justificar su permanencia fortaleciéndose política y económicamente a través de medidas conducentes a la concentración de la riqueza en favor de ellos y sus simpatizantes.

Estos neoliberales o pseudo liberales que dejaron de ser oposición para convertirse en el poder institucional y político, que siguieron enarbolando las banderas de la democracia y la economía de mercado, al abandonar la búsqueda de lo que probablemente era lo más importante de la filosofía liberal, la eliminación continua de los viejos males sociales y los nuevos males que vinieran apareciendo, uno de los cuales era la constante depauperización de los trabajadores y los grupos marginales.

Las políticas económicas liberales permitieron a los países crecer, si no a las tasas a las que hubieran podido crecer, por lo menos tuvieron un crecimiento positivo que permitía que se siguieran creando empleos y fortaleciendo las clases medias. El problema es que ese liberalismo dejó de serlo en el momento que esos políticos neoliberales trataron de sesgar los beneficios económicos en su favor, a favor de – como dice nuestro ilustrado presidente electo, Andrés Manuel López Obrador– “la mafia en el poder”. En otras palabras, los neoliberales dejaron de ser liberales al constituirse en gobierno y abandonar la filosofía política basada en que “el individuo tiene el derecho de decidir sobre las cuestiones importantes acerca de su propia vida, pero no puede violar ese mismo derecho de otros.”

La legítima preocupación de la gente para evitar los males sociales, como continuar favoreciendo a los grandes capitales, líderes corporativos y a aquellos cercanos al poder, se refleja en el fortalecimiento de los movimientos de oposición tradicionales como el socialismo y el populismo, que cuando llegan al poder son seguidos por grupos de oposición liberal o neoliberal. En efecto, cada reforma trae su contrarreforma, cada revolución trae su contrarrevolución, cada ideología trae su contra ideología, y cada gobierno liberal genera su oposición antiliberal.

A mi manera de ver, ninguna filosofía política, social y económica es mala en sí, lo que sucede es que deja de ser buena en el momento que abandona el principio fundamental de servir al mayor número de personas, o sea, cuando claudica en la búsqueda del objetivo de buscar la igualdad de oportunidades, no la de distribuir democráticamente la pobreza, sino de dar acceso al mayor número de gente a la abundancia.

Cabe parafrasear al economista italiano Vilfredo Pareto: “Buscar aquellas medidas que beneficien al mayor número de personas, encontrando soluciones en las cuales aquellos que ganan pueden compensar a los que pierden y aún estar ambos grupos en mejor situación que antes del cambio”. Lo que ha pasado con estos gobiernos, ya sean socialistas, intervencionistas, o neoliberales, es que la compensación a los que pierden nunca se lleva a cabo.

Ahora que los liberales son oposición, requieren aprender de sus errores, tienen que ser autocríticos. Requieren la pasión del liberal para alcanzar nuevamente la responsabilidad de dirigir los destinos del País; el antiliberalismo es el mejor incentivo para lograr un buen liberalismo.

Parafraseando –lejanamente– a Winston Churchill, “el liberalismo tiene muchos problemas, es fácilmente secuestrado por los corruptos o los políticos sin escrúpulos, ha contribuido a la desigualdad, pero a pesar de todo, el liberalismo sigue siendo el mejor modelo económico-político del que disponemos.”

Ahora, ¿qué piensas tú querido lector?

domingo, julio 08, 2018

AMLO y México: rumbos impredecibles

Estamos viviendo tiempos interesantes, especialmente porque no sabemos el rumbo que tomaran las cosas. A Trump se le puede predecir que siga siendo populista de derecha, fascista, racista y mentiroso, mientras que a AMLO se le puede predecir poco, porque cambia a menudo de parecer según las circunstancias.

Al igual que a ti querido lector, no sé qué vaya a pasar con esta nueva administración, pero como típico político que AMLO ha sido y por fortuna –para los mexicanos– continúa siendo, parece que está cambiando de dirección ahora que se siente seguro de ocupar la silla presidencial. Veamos alguno cambios de dirección de AMLO en menos de una semana de ganar las elecciones:
  1. Prefiere invitar a Donald Trump a su toma de posesión que al revoltoso de maduro.
  2. Va a mantener el IVA al mismo nivel actual y dudosamente lo reducirá a la mitad como en alguna ocasión prometió.
  3. El precio de la gasolina no va a bajar se va a mantener en términos reales porque continuará la fórmula actual, lo que significa que los mexicanos seguiremos pagando la gasolina más cara que en Texas.
  4. Lo más probable que el nuevo aeropuerto continúe, ya que entendió que es el único lugar adecuado por consideraciones aire-tierra, volumen de demanda y a que el financiamiento no proviene de los ingresos fiscales sino del cobro del TUA (tarifa única aeroportuaria).
  5. La autosuficiencia alimentaria seguramente se abandonará una vez que entienda que esas mismas tierras en México son de menor productividad en la producción de granos que en tierras similares en los Estados Unidos, pero que son de mayor productividad para hortalizas que en los Estados Unidos.
  6. La construcción de dos nuevas refinerías probablemente no proceda cuando se tope con la dura realidad de que no va haber empresarios e inversionistas privados interesados.
  7. El avión presidencial ya no se va a vender, porque comprende que nadie le pagaría lo que costó, aparte de que un presidente no puede estar sujeto a los cambios y demoras de las líneas comerciales.
  8. Antes no a la legalización de la marihuana, y ahora probablemente sí.
  9. Prometió en campaña que los soldados regresarían a sus cuarteles, ahora su secretario de seguridad habla que será en tres años.
En cuestión de días, sus colaboradores propuestos para Hacienda, Gobernación y Seguridad echaron abajo varias de sus propuestas de campaña, lo que hace pensar que estas nunca fueron ciertas. Seguramente muchos de sus votantes sabían o sospechaban que dichas promesas eran irreales, pero votaron por él por hartazgo, porque ya estaban hasta el gorro con el PRI y el PAN. El candidato del PRI no ganó en ningún estado, “el enojo supero al miedo”, apunta mi amigo Carlos. Para los partidos tradicionales la carnicería fue enorme, viéndose desplazados por un movimiento que apenas se está constituyendo como partido. Las implicaciones de este desplazamiento deben atenderse, pues los contrapesos de sus rivales, al haberse debilitado, requieren crearse en otros ámbitos.

En fin, poco a poco AMLO y su equipo se van a ir topando con el México real y tendrán que enderezar el rumbo, lo que hará que sigan cayendo o desapareciendo las propuestas de campaña. Por eso y mucho más, es posible afirmar que “la mentira es el alma inmortal del populismo”.

Era de esperar que con la llegada al poder con un 53% del voto y absoluta mayoría en ambas cámaras del Congreso, AMLO empezará a cambiar su discurso de campaña y, entre otros cambios, enfatiza ahora que “quiero pasar a la historia como un buen presidente.” Ya no se trata de ganar simpatías con frases pegajosas y chascarrillos, sino buscar consensos con otros grupos de poder, los poderes legislativo y judicial, actuando con cordura, civilidad, pragmatismo, institucionalidad y perspicacia. O sea, esta buscando ser el presidente de todos los mexicanos.

Andrés Manuel busca hacer historia con su cuarta transformación del país, y así cumplir su anhelo de ser un buen presidente, refiriéndose a las tres transformaciones anteriores como la de Miguel Hidalgo en la Independencia, Juárez en la Reforma, y Madero en la Revolución. La cuarta transformación, en principio, se basa en cambiar el modelo neoliberal de desarrollo que se ha seguido desde los años ochenta, economía abierta con un Estado poco intervencionista, modelo que ha brindado estabilidad macroeconómica, pero con bajos crecimientos anuales y una mayor concentración del ingreso. El modelo que propone AMLO tendría un Estado más interventor, así como, un mayor gasto social para abatir la desigualdad y pobreza, aumentando el gasto público con el compromiso de no subir los impuestos, ni endeudarse más.

El objetivo de esta cuarta transformación es hacer de México un país más democrático, más incluyente, menos desigual y lograr un mayor crecimiento económico sin perder la estabilidad financiera. El modelo establece que los recursos para financiar este mayor gasto social provendrían de la erradicación de la corrupción, centralizando las compras federales para abatir costos. Por otra parte, varias medidas de austeridad gubernamental aumentarían los recursos, tales como reducir a la mitad los sueldos y salarios de los funcionarios federales de mayor nivel. Sin embargo, los números no cuadran, por lo que difícilmente van a alcanzar los recursos con estas medidas para financiar el aumento en el gasto social, al menos de que se aumenten los impuestos, contraigan más deuda o financien el gasto de manera deficitaria.

Por otro lado, tengo seguridad de que varias de sus propuestas e ideología de centroizquierda van a afectar la dirección y marcha de la economía, así como la del Estado y sus instituciones. De que vamos a tener un gobierno más intervencionista, eso no me cabe ni la menor duda, así como de que probablemente vayamos a crecer a un menor ritmo. Consideremos los cinco puntos siguientes:
  1. La descentralización de las secretarías a diferentes estados del país será una verdadera catástrofe, porque sus funciones no dependen de donde se encuentren sino de la capacidad de sus funcionarios. Muchos de estos funcionarios no van a acompañar a otros estados a sus secretarías, lo que requeriría la contratación y preparación de nuevo personal que probablemente no tenga la misma calificación que el existente.
  2. La corrupción disminuirá, no sé qué tan importante sea la disminución, pero me temo que no será lo suficiente como para poder generar los recursos necesarios para financiar el aumento en el gasto social sin incremento en los impuestos y la deuda.
  3. En cuanto a educación, me temo que los compromisos con la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) van a reducir la calidad de la educación por las concesiones políticas a los líderes de los maestros revoltosos.
  4. En lo que toca a la economía, temo que va a tratar de influir en el Banco de México para que promueva el crecimiento, afectando su eficiencia para controlar la inflación.
  5. En cuanto al combate a la pobreza, asignar recursos monetarios sin compromisos laborales o de capacitación o de educación van a resultar contraproducentes.
Aun cuando es difícil predecir hacia donde nos va a llevar la próxima Administración de la Esperanza, por lo menos AMLO y su equipo están encauzando a su próximo gobierno hacia hechos y realidades, alejándose de las incumplibles y chifladas promesas de campaña que la gente quería escuchar, pero que serían difícil realizar. No obstante, no hay duda de que el peso relativo del Estado y su orientación social aumentaran, abriendo nuevos desafíos y desequilibrios, así como oportunidades de autoritarismo y abusos de poder, por lo que es momento para que los mexicanos que no votaron por él, y los pensantes que si votaron por él, recordar el antiguo lema romano “Vigilia pretium libertatis” (vigilar es el precio de la libertad).

lunes, junio 04, 2018

La reunión cumbre del Grupo de los Siete y el desaire canadiense a México

El próximo fin de semana, del 8 al 9 de junio 2018, se celebrará la cumbre de los líderes de los países del Grupo de los Siete en Canadá. Los miembros del G-7 incluyen a varios de los principales países industrializados del mundo tales como Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea. Como preludio a la reunión, el 2 de junio, los representantes financieros de seis del Grupo de los Siete le enviaron un fuerte mensaje a Washington expresando su preocupación y desilusión por la imposición de tarifas al acero y al aluminio a Canadá, México y a los países de la Unión Europea. Ese mensaje de decepción sienta el espíritu para la reunión: la discusión sobre el comercio entre aliados y el liderazgo de Estados Unidos en el concierto económico internacional.

Como es usual, el país anfitrión tiene la prerrogativa de invitar a líderes de otros países que pueden contribuir a los temas a tratar durante la reunión. La agenda incluye: inversión en el crecimiento incluyente, preparación para los empleos del futuro, avanzar en la igualdad de género y en el empoderamiento de las mujeres, trabajo conjunto en cambio climático, los océanos y la energía limpia, construyendo un mundo más pacífico y seguro. De tal manera, Canadá invitó a Argentina, Bangladesh, Haití, Jamaica, Kenia, las Islas Marshall, Noruega, Ruanda, Senegal, Seychelles, Sudáfrica, y Vietnam.

Eso me sorprendió ¿por qué Canadá prefirió invitar a Argentina y excluir a México, su segundo principal socio comercial en América y miembro del TLCAN? Una explicación es que, dado que Argentina ocupa la presidencia para la reunión del grupo de los 20, su asistencia a la cumbre del G7 serviría para armonizar la temática de ambas reuniones, pero creo que la ausencia de México se debió a otras consideraciones.

El anfitrión tiene la elección de invitar algún otro país dependiendo de los cambios en las circunstancias, y con la imposición de Trump de los aranceles a las exportaciones de acero y aluminio, junto con la declaración de descontento de los sies ministros de finanzas del G7, el tema del comercio internacional y la seguridad del mundo fue seguramente incorporado a la agenda informal. En ese momento, Justin Trudeau podía haber invitado a México, prefirió no hacerlo, probablemente porque considera a México un lastre en las negociaciones comerciales con EE.UU. ¿Será que está considerando un acuerdo bilateral con Estados Unidos?

Parece que el primer ministro canadiense y su equipo desconocen el dilema del prisionero en donde dos delincuentes sin comunicación entre ellos podrían cooperar guardando silencio y alcanzar la pena mínima, pero cuando dejan de cooperar y se acusan reciben penas mayores. El dilema del prisionero es un problema fundamental de la teoría de juegos que muestra que dos personas pueden no cooperar incluso si ello va en contra del interés de ambas. La falta de cooperación de Canadá con México llevará a ambos países a tener un peor acuerdo con Estados Unidos.

Ya en la visita de Trudeau a Washington en febrero del 2017, Trump manifestó que no tenía problemas con Canadá sino tan sólo con México. Declaraciones que alegraron al líder canadiense, quien en ningún momento abogó por México.

El primer ministro canadiense parece no darse cuenta que apenas Trump requiera de otro contrincante para presumir otra victoria, ese contendiente va a ser su país, y Trudeau, quien calificó a Fidel Castro como “una figura más grande que la vida que sirvió a su pueblo durante casi medio siglo”, hubiera estado mejor servido hacer equipo con México en lugar de medrosamente olvidar su responsabilidad histórica y geopolítica… “Mr. Trudeau you’re no Fidel Castro.”

De la misma manera que ha habido estados-nación, habrá estados-relación.
De la misma manera que ha habido fronteras que desaparecen ante causas justas, habrá separación de fronteras ante intereses mezquinos.”

Este desaire y falta de respeto a nuestro país por Canadá, es clara advertencia de que cuando las cosas marchan mal, Canadá salta barco. Ese país no nos va a apoyar, sino va a velar primero por sus intereses, por eso en el pasado nos ha negado las visas y seguirá haciendo lo que considera en su provecho y, si eso implica echar a México a los leones para seguir manteniendo sus beneficios con Estados Unidos, así lo hará.

sábado, junio 02, 2018

Estados Unidos de Trump y Aranceles

Con la reciente medida de Donald Trump de imponer aranceles del 25% a las exportaciones de acero y del 10% a las de aluminio a México, Canadá y los países de la Unión Europea (UE), nos damos cuenta de que su frase América Primero no solamente era una frase de campaña sino una manera de pensar. A Trump no le importa que tan bien le va en otras áreas de su relación con otros países, sino que tiene que ganar en todas ellas. Estados Unidos, con esta acción, declara al mundo 1) que prefiere estar solo que cooperar con otros, 2) que no tiene vecinos y amigos, sino tan sólo intereses, y 3) que prefiere intimidar antes de negociar.

EE.UU. es el país que más enemigos tiene sobre la faz de la tierra, por lo que su seguridad, tranquilidad y bienestar requieren en un mundo globalizado, sin fronteras para el terrorismo, trabajar con otros países de manera concertada y con objetivos comunes. La actitud individualista y egoísta de Trump de atacar a sus vecinos y amigos, hace a Estados Unidos más inseguro y menos confiable.

La frontera más transitada del mundo es la de México con Estados Unidos, y a pesar de que más de un millón de personas cruza la frontera cada día, ni un solo terrorista ha entrado a Estados Unidos por México. Donald Trump no reconoce la colaboración del Estado Mexicano en materia de seguridad, sino que lo sigue atacando de “que no hace lo suficiente para controlar el flujo de indocumentados de México y Centroamérica a su país”.

La historia auguraba que la región de América del Norte, con la unión de sus tres países, sería una de las de mayor crecimiento y prosperidad del mundo. Desde su inicio el TLCAN benefició a los tres países, dándoles un piso de crecimiento positivo mínimo y un blindaje económico ante las crisis financieras y políticas internacionales. Trump no entiende que los déficits o superávits comerciales entre países no son decisión de sus gobiernos sino de las decisiones libres de millones de consumidores y productores en los tres países, en donde los gobiernos tienen poca injerencia. La economía nos dice que en el mediano y largo plazo las tendencias “ganar ganar” en un ambiente de libertad y poca intervención gubernamental tienden al equilibrio, mejorando el bienestar por encima de lo que cada país hubiera podido lograr sólo, produciéndose un mayor intercambio y mayor riqueza en las economías que se unen.

Trump busca las ganancias ya, en éste momento, y sólo para Estados Unidos. Su visión es cortoplacista, ejemplifica la filosofía del bully, del matón, de exigir todo a cambio de cacahuates. Con la imposición de estos aranceles de castigo a Canadá y México, Donald Trump acaba de tirar a la basura los principios de la integración económica, la cooperación y la buena vecindad.

Una guerra comercial no beneficia a nadie y al final del día, los más perjudicados son los habitantes de los tres países, o sea, sus consumidores. Aun cuando Trump diera marcha atrás y revirtiera los aranceles, habrá consecuencias. Probablemente la primera es que los otros países serán más cautos en negociar y para creerle a Estados Unidos, porque inconscientemente van a considerar que es un país sin palabra, con gobernantes nada confiables. Una segunda consecuencia es que este comportamiento aumentará el costo de las relaciones entre los países en materia de cooperación, comercio y seguridad.

Historia Magistra Vitae”, en efecto la historia es maestra de la vida, la historia nos ayuda a evitar los errores del pasado. Con esta acción, Donald Trump confirma –una vez más– que es un ignorante de la historia, pero no sólo el, sino también son ignorantes, chovinistas y los principales culpables de la situación actual aquellos que lo llevaron al poder y lo siguen apoyando. Los Estados Unidos de Trump son los principales culpables del retroceso de la cooperación y armonía internacional que costó tantas vidas y dos guerras mundiales para alcanzar.

martes, mayo 29, 2018

Economía mexicana y los presidenciables

¿Qué podemos esperar en la economía bajo las administraciones de Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade? La columna a continuación es un ejercicio de economía-política ficción, no es una predicción de lo que va suceder, sino más bien una advertencia de lo que es posible que suceda. Aunque los elementos para hacer este ejercicio a futuro son las promesas y declaraciones de la campaña electoral de los candidatos, las cuales generalmente distan mucho de lo que eventualmente hacen los candidatos cuando llegan al poder, creo que si hay elementos suficientes para hacer este ejercicio.

Crecimiento económico
A pesar de las reformas y una economía abierta, el crecimiento económico se ha mantenido alrededor del 2% lo que significa menos del 1% en términos del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. Los tres candidatos han prometido mejorar las perspectivas de crecimiento económico, cada uno con su particular manera de pensar.

La Republica Amorosa: AMLO le daría un impulso importante al crecimiento económico eliminando la corrupción que significa un costo cercano al 10% del PIB, y eliminando la violencia que azota al país la cual cuesta poco más del 20% del PIB, o sea ocho veces la inversión pública en salud y siete veces la inversión en educación… Su frase que llega al inconsciente colectivo de que “las escaleras se barren de arriba hacia abajo”, persuade más a su voto duro que los argumentos para lograrlo. Las fórmulas propuestas parecen no convencer, tales como eliminar la corrupción a través del ejemplo personal de gobernar, y eliminar la inseguridad brindando amnistía a los delincuentes y negociando con la delincuencia organizada.

Otro elemento sería impulsar la autosuficiencia alimentaria reduciendo las importaciones: “sin maíz no hay país” e introduciendo precios de garantía. Esto preocupa a los economistas que advierten que los productores agrícolas migrarán de sus cultivos de exportación a los subsidiados, reduciendo el superávit agropecuario hasta convertirse en un déficit. Los precios de los productos de la canasta básica tales como el maíz y frijol aumentarán de precio promoviendo la inflación y debilitando al peso. El precio de la tortilla se mantendría mediante subsidios, lo cual aumentará el déficit fiscal.

Dentro de las anti medidas para el crecimiento económico estarían el desconocimiento a las reformas educativa y energética, así como detener la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional para la Ciudad de México, medidas que disminuirán la calidad de la educación, la inversión en el sector energético, la inversión en el sector turismo y las entradas de divisas por el transporte aéreo de pasajeros y mercancías.

Ricardo Anaya de frente al futuro: la concepción de Anaya es la de aumentar la inversión pública del actual 3% del PIB al 5% para el 2021, lo cual impulsaría a su vez la inversión privada para que en conjunto alcancen un nivel de inversión del 25% del PIB. Otro elemento es el de crear una unidad especializada en asociaciones público privadas que se abocara a estructurar proyectos susceptibles de financiamiento privado a nivel nacional. Los proyectos de inversión pública se supervisarían y ejecutarían con los más altos estándares técnicos y de transparencia, constituyéndose en verdaderos detonadores del crecimiento. Su tercera propuesta es la creación de un ombudsman de la inversión a fin de desbloquear la inversión productiva, dando así certeza a los empresarios de poder acudir a una institución del Estado que les garantice no tener barreras burocráticas o de corrupción a su inversión. Otros elementos de su propuesta económica son mantener una economía abierta y un tipo de cambio flexible.

Por el México que nos merecemos: Meade le apuesta a que su administración generaría certidumbre y confianza con los inversionistas y empresarios domésticos y extranjeros, evitando una caída en la inversión y el crecimiento económico. Un elemento fundamental para dinamizar el crecimiento es ser más eficiente en el ejercicio del gasto público el cual, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, se pierde en un 3% por ineficiencias. Un segundo elemento sería el impulso y apoyo a las mujeres en la creación de empresas y oportunidades de empleos bien pagados. El grupo poblacional más grande que sufre discriminación, que menos trabaja y menos gana es el de las mujeres, su inclusión dinámica por lo tanto tendrá un impacto positivo en el crecimiento de la economía y del mercado interno. Un tercer elemento es el de continuar con la reducción de los niveles de endeudamiento, lo que permitiría el fortalecimiento del peso y mejorar las perspectivas económicas.

Los tres candidatos han prometido no generar más déficit en las finanzas públicas, no recurrir a una mayor deuda pública, y respetar la autonomía del Banco de México, promesas que seguramente algunos candidatos no respetarán si llegan a ganar las elecciones, puesto que “en economía nada es gratis”.

Del crecimiento al progreso económico
Primero los pobres: AMLO se ha comprometido a otorgarle $3,600 pesos a 2.3 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, los conocidos ninis, para que se inserten a la vida académica y laboral, así como duplicar las pensiones a los adultos mayores. El apoyo a los ninis significaría un gasto anual de $100,000 millones de pesos, lo cual tendrá que venir de la reducción en el gasto público, de mayor recaudación o más deuda. El financiamiento para aumentar las pensiones a las personas de la tercera edad provendría de la eliminación de las pensiones a los ex presidentes, las cuales ascienden a cerca de 50 millones de pesos por cada exmandatario federal.

La renta universal: Anaya considera que una renta universal ayudaría a disminuir la pobreza, la desigualdad y estimularía el mercado interno, además de que combatiría al desempleo impulsando a los emprendedores. El financiamiento para esta propuesta provendría, por un lado, de la reordenación de los programas sociales que son más de 6,500 varios de los cuales no cuentan con reglas claras de operación, ni con padrones confiables, muchos de los cuales están duplicados y son terreno fértil para la corrupción; y por el otro, de los recursos ahorrados gracias a un programa de austeridad, de eliminación de los privilegios y gastos innecesarios de los funcionarios públicos. Aun cuando Anaya no ha especificado el monto de la renta universal, un cálculo conservador de $1000 por mes, lo que equivaldría a $12,000 pesos al año a 125 millones de mexicanos, arroja un costo anual de 1.5 billones de pesos. Si se considera que en el 2017 el gasto público ascendió a 5.1 billones de pesos, el costo de financiar la renta universal sería casi una tercera parte del gasto total, muy por encima de lo que podría financiarse por la reordenación de los programas sociales y los ahorros por la austeridad, y eliminación de gastos innecesarios.

Avanzar contigo: Meade pretende reconocer las necesidades individuales de los ciudadanos. De ganar la presidencia, reforzará el programa de ayuda social Prospera, prometiendo otorgar hasta el triple del apoyo económico que actualmente reciben las familias. Su administración (1) apoyaría a las mujeres emprendedoras y crearía guarderías de tiempo completo, (2) otorgaría becas del 100% a estudiantes en edad de preparatoria cuyas familias sean beneficiarias del programa Prospera, (3) duplicaría las pensiones a los adultos mayores pasando de $580 al mes a $1,160 pesos, (4) elevaría a $5,700 bimestrales el apoyo para las familias con alguna persona con discapacidad… Nos dice, “Sé cómo acabar con la pobreza, nuestros adversarios lo que saben es cómo hacerla general”. La manera de financiar sus propuestas seria a través de una mayor eficiencia en el uso y manejo del gasto público, pero pareciera que un ahorro del 3% en el gasto público no sería suficiente para sufragar el costo que implica triplicar su programa social.

Los tres candidatos prometen mejorar el bienestar económico de los grupos más vulnerables de la sociedad sin aumentar impuestos y con cero deudas, lo cual a todas luces parece inverosímil. Los apoyos monetarios a los ninis y la renta universal seguramente promovería la cultura del menor esfuerzo, suscitaría inflación y aumentaría las tasas de interés… no tengo duda, México perdería grado de inversión.

Gasolinazos
Los economistas saben que el precio correcto de un bien transable en el mercado internacional es su costo de oportunidad, si se trata de un bien importado su precio en el país tiene que reflejar su costo de importación más los seguros y fletes; si se trata de un bien exportable, su precio en el mercado interno tiene que expresar lo que el país deja de ganar al no venderlo en el mercado internacional, o sea su precio de exportación. Vender en el mercado nacional a un precio inferior al costo de oportunidad, significa menor crecimiento económico, implica perder divisas y promover el consumo excesivo.

AMLO pretende congelar el precio de la gasolina por tres años y construir dos refinerías para reducir las importaciones de refinados, en especial de las gasolinas y diésel. El costo de vender las gasolinas y el diésel por debajo de sus precios internacionales implica un subsidio de alrededor de 20,000 millones de pesos al año.

Ricardo Anaya propone desarrollar energías limpias y mejorar la refinerías actuales; considera que sería antieconómico construir nuevas refinerías cuando la tendencia mundial es precisamente no añadir nueva capacidad de refinación.

José Antonio Meade reconoce que el precio doméstico de las gasolinas debe reflejar su precio internacional y lo que se debe hacer para bajar los precios internos, es reducir los impuestos. También se opone a la construcción de nuevas refinerías.

La propuesta de AMLO aumentaría la deuda y las tasas de interés, y llevaría a la construcción de dos elefantes blancos. La recomendación de Anaya de desarrollar energías amigables al medio ambiente es una recomendación de mediano y largo plazo, y en línea con la tendencia mundial. La propuesta de Meade de reducir los impuestos a los combustibles para el transporte es probablemente más razonable y aplicable en el corto plazo.

2019-2024: Desastre socioeconómico provocado por un modelo fracasado

AMLO gana las elecciones y dirige los destinos del país del 2019 al 2024, esto es lo que supongo va pasar durante ese periodo.

Ante la compleja situación por las políticas económicas de AMLO, donde la inversión extranjera disminuye, se produce fuga de capitales y de cerebros, los precios aumentan, el peso se devalúa, el dinero se encarece, y empieza a haber escasez de productos básicos, la administración de AMLO radicaliza sus posturas. La disminución en el ritmo de crecimiento económico lleva a AMLO a cambiar el objetivo del Banco de México de controlar la inflación a fomentar el crecimiento económico, lo cual fomenta aún más el aumento de los precios, el incremento en las tasas de interés, y la disminución de la inversión privada por el encarecimiento del dinero. El Presidente Andrés Manuel López Obrador declara que los problemas económicos se deben a la precaria situación que heredó del gobierno previo y del abuso de empresarios y comerciantes en su afán desmedido de lucro, especulando con las necesidades del pueblo. Su fiscal general –seleccionado de la terna que él mismo presentó al Congreso– encarcela a exfuncionarios de la administración de Enrique Peña Nieto y a algunos empresarios considerados de la mafia del poder. Hay que tomar en cuenta que para los populistas es vital la polarización, la división entre “nosotros y ellos” para afianzarse en el poder.

El manual de economía para AMLO es, por un lado, el desarrollo estabilizador de Antonio Ortiz Mena durante las administraciones de López Mateos y Díaz Ordaz, cuando se presentó el mayor crecimiento económico en el país de 1958 a 1970; y por el otro, el populismo de la docena trágica de 1970 a 1982. El problema es que el mundo actual es muy diferente al mundo de entonces. El modelo de desarrollo estabilizador se basaba en el proteccionismo industrial y a la política de sustitución de importaciones, medidas que sirvieron para empoderar la industria mexicana en un primer estadio. La economía de entonces era muy sencilla y mucho antes que la globalización. La llegada de populismo económico de Luis Echeverría y López Portillo mantuvo a la economía cerrada mientras que los tigres asiáticos crecieron abriéndose al mercado internacional. Ahora hasta China y Vietnam tienen economías de mercado que han enriquecido enormemente a esos países… AMLO simplemente ignora al mundo exterior y eso es tremendamente preocupante.

La reedición de las estrategias de AMLO de intervención del Estado, controles de precios, sustitución de importaciones, y déficits fiscales son los ingredientes indispensables para un verdadero desastre económico. Estimado lector, en economía nada es gratis: el mercado no responde a la voluntad de un presidente, sino a las acciones de millones de personas en función de su confianza, su interés, su incentivo o desincentivo.

Ante el empeoramiento de las condiciones socioeconómicas, AMLO convoca a un plebiscito para llevar a cabo una reforma constitucional, creando un Tribunal Constitucional por encima de la Suprema Corte de Justicia, un tribunal electo a la manera soviético-fascista. Los partidos de oposición son declarados ilegales y sus dirigentes encarcelados.

Nuestro historiador Enrique Krauze advierte que cuatro palabras que deberían ser impronunciables en política son “el pueblo soy yo”… Ese será el lema de nuestro mesías tropical y los primeros en sufrir por su ignorancia, incapacidad, y autoritarismo serán precisamente las personas que constituyen su voto duro: los pobres y los trabajadores de baja y mediana calificación. Posiblemente por ignorancia o por odio a los últimos gobiernos, sus seguidores no se dan cuenta o pretenden ignorar cuanto más se pueden empeorar las cosas en México.