sábado, abril 13, 2019

México bajo AMLO: barco sin rumbo

¿Hacia dónde vamos bajo el timón de Andrés Manuel López Obrador? Desde que zarpó de puerto la administración de la cuarta transformación, el 1ro de diciembre de 2018, no vemos claramente hacía que puerto nos está llevando. La mayoría de la población esperaba beneficios rápidos, casi mágicos, con una mentalidad optimista y a la espera de una gratificación instantánea. Las promesas del gran político tabasqueño de terminar con la corrupción, la impunidad y la violencia –a través de su ejemplo– se cumplirían casi de inmediato. Su compromiso de acelerar el crecimiento económico fue creído por la mayoría de sus seguidores, resultados que se verían rápidamente reflejados en mejores empleos y mayores ingresos. Sin embargo, en estos cuatro primeros meses de gobierno, parece que la situación es más de lo mismo, o que posiblemente este empeorando.

Como economista me cuesta trabajo ver la dirección gubernamental en la economía, observando más malas decisiones que buenas, alguna que otra confrontación con agentes privados y los medios, y varias acciones que han generado desconfianza en los empresarios e inversionistas. En general, los economistas consideramos que cualquier cambio innecesario va en contra del principio económico fundamental de (1) lograr un máximo de beneficios por un monto dado de recursos, o (2) minimizar los costos para alcanzar un nivel dado de beneficios.

Destruir instituciones, organismos o instrumentos para luego crear otros con nombres diferentes, pero que cumplen con la misma función, son dispendios innecesarios, anti económicos e ilógicos. No solamente cuesta terminar con los viejos instrumentos, sino también cuesta establecer los nuevos, y cuesta el tiempo perdido para echarlos a andar. Acabar con las instituciones simplemente porque fueron creadas por administraciones neoliberales pasadas es costoso e infantil. Por ejemplo, las guarderías y estancias infantiles fueron creadas con el fin de darles oportunidades a los niños mexicanos, oportunidades que sus propias familias no podían ofrecerles. Otorgar el dinero directamente a los padres de estos niños hará que la mayoría se lo gasten en otros fines y no en el beneficio de sus infantes.

Faltan recursos públicos para financiar los gastos y proyectos de la 4T, aun así, se canceló el aeropuerto de Texcoco socializando los costos de cierre mientras que su desarrollo se financiaba con recursos privados. Todavía no se sabe a ciencia cierta las razones de la terminación de este proyecto, si como informó el secretario de Comunicaciones y Transporte, Jiménez Espriú, por motivos técnicos, o como dijo nuestro presidente al desmentirlo, por corrupción, sin que a la fecha se haya apresado a nadie o se haya abierto alguna carpeta de investigación. La decisión de construir otra refinería, mientras se trata de rescatar a Pemex de la quiebra financiera, parece ser un derroche de recursos y una contradicción, puesto que la refinería no se justifica económicamente, mientras que fortalecer financieramente a Pemex es rentable al favorecer la exploración y producción de hidrocarburos.

La falta de gobernabilidad mostrada por el gobierno de la 4T, al no impedir el bloqueo a los ferrocarriles por la CNTE, y al permitir los paros y huelgas injustificadas en las empresas de la frontera norte, no solamente generaron pérdidas millonarias y demoras en los planes de inversión, sino que generaron más incertidumbre dentro y fuera del país.

La economía, por lo tanto, ha dado señales de desaceleración, llevando a varios organismos nacionales e internacionales, públicos y privados a que recorten sus pronósticos de crecimiento para el 2019 y para el 2020. Antes semejante panorama las calificadoras crediticias redujeron la calificación de la deuda soberana de México de estable a negativa.

En el ámbito institucional la administración de la cuarta transformación continúa inexorablemente restándole independencia y autonomía a los órganos autónomos, veamos algunos ejemplos:

  1. El presidente mandó al poder legislativo la lista de candidatos para la Comisión Reguladora de Energía, la CRE, candidatos que fueron rechazados por los legisladores al considerarlos sin preparación y con los perfiles incorrectos. AMLO, como le correspondía, reenvió una segunda lista con los mismos candidatos con un solo cambio. Como era de esperarse, el legislativo le volvió a rechazar sus reguladores propuestos. De tal manera, como está escrito en la legislación, el presidente nombró directamente, sin necesidad de pasar por el legislativo, a los candidatos que en un principio había propuesto. En este caso, la máxima de que el ejecutivo propone y el legislativo dispone, no se cumplió.
  2. Un segundo ejemplo fue la propuesta por sus incondicionales en el Senado para aumentar en cinco a los jueces de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para así lograr mayoría y control del poder judicial.
  3. Otra decisión que ilustra su poca consideración de la oposición fue la configuración de la guardia civil bajo un mando militar, sin aceptar, como le recomendaron los politólogos y organismos internacionales, un mando civil.

Las cifras de diciembre de 2018 a marzo de 2019 pintan un panorama poco halagador para los esfuerzos y acciones que ha venido desarrollando la administración de Andrés Manuel. La corrupción parece no haber disminuido, los contratos públicos se siguen otorgando de manera directa sin licitaciones abiertas ni competitivas. La impunidad parece continuar, sin que hasta el momento se haya explicado a satisfacción el caso Puebla donde murieron en un helicóptero la gobernadora de Puebla Martha Erika Alonso Hidalgo, su marido, el senador Rafael Moreno Valle y los tres tripulantes. La violencia no solamente se ha mantenido, sino parece en ascenso.

En una de las conferencias matutinas (abril 12 de 2019), el periodista Jorge Ramos de Univisión le señaló que los asesinatos durante sus tres primeros meses de administración habían ascendido, mostrando una tendencia al alza que podría hacer de 2019 el año más violento en la historia del país. Andrés Manuel le contestó que estaba equivocado, que la tendencia no sólo no había aumentado, sino que iba a la baja. Al contrastar las cifras, Jorge Ramos las tenía mensuales mientras que AMLO las tenía como promedios diarios, pero había algunas diferencias hasta del 20%. Después de concluir la conferencia, el organismo encargado de las cifras de homicidios, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, cerró su portal por varias horas para luego abrirlo con nuevas cifras de homicidios…

Nuestro presidente López Obrador continúa asegurando que las cosas están mejorando, pero cuando se mencionan datos de desempeño negativos, responde culpando a las administraciones neoliberales del pasado. No obstante, las cifras –por muy maquilladas que estén– parecen no apuntar al mejoramiento de las cosas.

Nuestro presidente nos asegura que ha desterrado las políticas neoliberales de México, políticas que destruyeron a la economía y sociedad del país. Yo, como economista práctico, no distingo entre políticas económicas de izquierda o de derecha, socialistas o neoliberales. Yo solamente entiendo que las políticas de estado vienen en dos sabores y dos colores: las correctas y las incorrectas. De tal manera, si el objetivo es acelerar el crecimiento económico, hay una sola buena política, las demás son menos buenas o simplemente malas. El crecimiento económico se puede lograr a través de dos motores: el público o el privado. La historia nos dice que un peso en manos de empresarios privados es más productivo y promueve más el crecimiento que cuando este mismo peso está en manos de burócratas. De tal manera, que la política correcta para el crecimiento económico es favorecer las condiciones para mejorar la productividad, aumentar el empleo y la inversión privadas, así como favorecer la creación de empresas privadas en lugar de empresas públicas. Eso no es neoliberalismo, simplemente sentido común basado en el pensamiento económico.

Si el objetivo es mejorar la distribución del ingreso, solamente hay dos políticas: invertir en la creación de oportunidades de empleo, educación y salud, o darles directamente a los pobres apoyos monetarios. La primera política logra la disminución de la pobreza de manera sustentable, mientras que la segunda sólo ayuda a reducir la pobreza en el corto plazo… “Al pobre hay que enseñarle a pescar y no darle de comer un pescado.”

México bajo el timón de Andrés Manuel López Obrador parece navegar sin brújula, impulsado por cualquier viento venga de donde venga, por cualquier ideología mientras no la considere neoliberal. La doctrina que parece guiar a la cuarta transformación es una estatizante, del pasado y ampliamente superada por la historia y el resto del mundo. Solamente basta mirar alrededor para darnos cuenta.

Querido lector, no sé adónde vamos, pero si te puedo decir que no vamos a crecer al 4%, que difícilmente vamos alcanzar el 2%, y que seguramente estaremos creciendo alrededor del 1% en promedio anual de 2019 al 2024.

En efecto, todavía continúa la luna de miel con Andrés Manuel, y no sé cuándo vaya a terminar, pero sí sé que finalizará cuando la realidad de los tristes resultados económicos les pegue en el bolsillo y la mesa a sus seguidores. Lo único que espero es que por lo menos no sea tan tarde como sucedió con el Chavismo en Venezuela.

Querido lector, en mar y en política entra uno cuando quiere, pero sale uno cuando puede.