miércoles, abril 08, 2020

¿Qué va a pasar con nuestro México bajo la dirección de AMLO?

Querido lector, como tú sabes, desde hace varios años he venido examinando y estudiando a este carismático político tropical enfermo por el poder. Lo que hemos visto hasta ahora nos da una buena idea de que nuestro presidente va a continuar ejerciendo su voluntad cueste lo que cueste, le pese a quien le pese. De entre sus rasgos psicológicos destaca la inflexibilidad narcisista. El cree saber más que el resto. Considera que la ciencia y los expertos no son necesarios ante sus convicciones.

AMLO es un líder social en campaña constante. Su objetivo es perpetuarse en el poder. Con sus palabras defiende al pueblo y con sus hechos lo traiciona. Hasta el momento lo que ha hecho en la economía, la seguridad, los servicios médicos, en todo, ha sido desastroso. No se podía esperar una acción lúcida y bien planeada para enfrentarnos a la pandemia del coronavirus. Su primera respuesta fue trivializar la epidemia. Cuando ya no le quedó de otra, empezó a adoptar algunos de los consejos de los miembros de su equipo. Sin embargo, a diferencia de otros líderes en el mundo, no se apoyó en aquellos que mueven la economía, los inversionistas y empresarios, sino que hizo todo lo contrario, los enfrentó. En lugar de alcanzar un acuerdo de colaboración, ha tratado de imponerles obligaciones. Lo que sucedió con la cancelación del aeropuerto internacional a través de una consulta patito y el cierre de la cervecería en Mexicali son señales a los inversionistas que su gobierno no va a respetar sus inversiones ni a sus empresas.

Por lo tanto, la primera consecuencia es que la economía estará en caída libre: Drástica disminución en la inversión, cierre de empresas, fuga de capitales, aumento del desempleo y caída de los ingresos. Este año espero una contracción del Producto Interno Bruto de entre el 5 al 10%. Nuestras finanzas van a estar en serias dificultades, porque la reducción de la calificación crediticia de México y Pemex aumentará el costo del dinero, y actualmente México está más endeudado que en los últimos diez años. En su conferencia vespertina del domingo prometió la creación de 2 millones de empleos en nueve meses, pero en las mejores condiciones, un punto de crecimiento del PIB genera 300 mil empleos, cuando mucho. Y si este año se espera que la economía se contraiga entre 5 a 10 puntos porcentuales, vamos a perder entre un 1.5 a 3 millones de empleos. Es obvio que el presidente mintió ya sea por ineptitud, o porque no acepta la realidad, o simplemente porque es un político ladino. Todo esto le va a seguir costando pérdida de popularidad. La gente ya está despertando, aunque hay que reconocer que todavía tiene muchos seguidores de hueso colorado que lo siguen defendiendo a capa y espada, siendo imposible razonar con ellos, pues niegan la realidad por su fe en el mesías tropical. Sin embargo, su popularidad estaba basada en que la gente que creía sus promesas poco a poco se ha dado cuenta que fueron promesas vacías, por lo que por primera vez están creyéndole más a los hechos que a sus palabras.

¿Qué sigue?

El primer tiempo es pérdida de apoyo popular. El segundo tiempo aumentará la desaprobación y el resentimiento por los malos resultados, sobre todo por la caída del ingreso y el empleo. En el tercer tiempo veremos levantamientos estudiantiles y populares. El cuarto tiempo va a traer consigo descontento castrense. En el quinto tiempo veremos cambio de gobierno ya sea por elecciones o por revolución.

lunes, abril 06, 2020

México, nuestros presidentes desde ayer a hoy

Decía Octavio Paz, “el gobernante hace más daño que bien”, por lo que hay que buscar a buenos gobernantes para que hagan el menor daño posible. Veamos cuánto daño han hecho y han dejado de hacer nuestros presidentes desde Lázaro Cárdenas hasta Andrés Manuel López Obrador.

Lázaro Cárdenas (1935-1940), le decían el Tata Cárdenas por su cercanía con la gente, hombre nacionalista, carismático, de ideas socialistas. Dentro de sus varios logros destacan la reforma agraria y la creación de los “ejidos”, la nacionalización de la industria petrolera, el asilo político a los exiliados españoles durante la Guerra civil, la consolidación del Partido Nacional Revolucionario, antecedente del Partido Revolucionario Institucional (PRI). En el plano educativo, creó el Instituto Politécnico Nacional y el Colegio de México. En el ranking presidencial se le considera en la séptima posición (www.mexicomaxico.org/Voto/PIBMex.htm) de los últimos 14 presidentes.

Manuel Ávila Camacho (1941-1946), llamado el Presidente Caballero, mote que se ganó luego de dar su palabra en pro de la libertad de culto. Su gobierno finalizó la transición del liderazgo militar al civil, terminó con el anticlericalismo, revirtió el impulso a la educación socialista y restableció una relación laboral con Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Clasificado sexto en la escala presidencial de mexicomaxico.

Miguel Alemán Valdés (1947-1952), el Cachorro de la Revolución, era un cleptómano narcisista, se distinguió por sus megaproyectos y su gran corrupción. Su administración se caracterizó por la creación de la Ciudad Universitaria y la industrialización de México. Ocupa la octava posición de los 14 presidentes.

Miguel Alemán nombró a Adolfo Ruiz Cortines (1953-1958), el Faquir, hombre serio, honesto, le gustaba bailar danzón y jugar dominó, uno de los mejores presidentes que ha tenido México, clasificado en cuarto lugar pero para muchos –entre ellos un servidor–, debería estar en la primera posición. Ruiz Cortines alineó los ingresos del Estado con sus justos gastos, apoyó la construcción de caminos, redes ferroviarias, presas, escuelas y hospitales. Propuso una iniciativa de ley para reformar el artículo 34 de la Constitución a fin de reconocer el voto de las mujeres, lo que ocurrió en 1953.

Adolfo López Mateos (1959-1964) fue otro buen presidente enlistado en la primera posición por mexicomaxico, creó uno de los mejores gabinetes de la posguerra, su administración creó el ISSSTE y el Museo Nacional de Antropología, nacionalizó la industria eléctrica. Fue un presidente muy popular.

Desgraciadamente López Mateos nombró al Chango como sucesor, Gustavo Díaz Ordaz (1965-1970), un paranoico neurasténico y acomplejado que llevó al país a una crisis de identidad y polarización. La masacre de Tlatelolco nunca se podrá olvidar. Bajo su gestión la economía tuvo uno de sus mayores crecimientos y la inflación se mantuvo en mínimos que no volverían a verse por varias décadas. También se celebraron los Juegos Olímpicos de 1968 y la Copa Mundial de Fútbol de 1970. A pesar de sus logros, fue clasificado en la novena posición, detrás de Miguel Alemán.

Luis Echevarría Álvarez (1971-1976) siguió como presidente. Le apodaban el Loco, un megalómano que desmanteló el modelo de desarrollo estabilizador, para sustituirlo por el modelo de desarrollo compartido, que lo que único que compartió fue la miseria y la inflación, nunca consideró el alto costo de la participación masiva y autoritaria del gobierno. En su gestión aumentó de forma considerable el gasto público, emitiendo dinero sin valor y contratando deuda pública. Durante su mandato se dio la primera crisis económica desde el inicio del llamado Milagro mexicano. El tipo de cambio que había sido de $12.50 por dólar desde 1954 subió a $25 por dólar al final de su mandato. Se le atribuye la represión estudiantil por un grupo paramilitar al servicio del gobierno, llamado Los Halcones. Hechos conocidos con el nombre del halconazo o la Matanza del Jueves de Corpus. LEA es colocado en la posición 13 de los 14 presidentes.

El Loco a su vez nombró a su amigo de infancia, Jolopo, José López Portillo (1977-1982), un narcisista frívolo, cuya excentricidad, despilfarro e influyentísimo se apoderaron de su administración. Nombró a su primogénito subsecretario, a su hermana Alicia su asistente, a su hermana Margarita directora general de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación, a su primo Guillermo presidente del Instituto Nacional del Deporte, y a su amante Rosa Luz Alegría secretaria de Turismo. Asimismo, nombró a su viejo amigo de colonia, Arturo Durazo Moreno, director general de Policía y Tránsito del Distrito Federal, quien auspició el cohecho y la tortura, enriqueciéndose escandalosamente acumulando bienes y propiedades como el Partenón, una estrafalaria casa en Zihuatanejo. La administración de Jolopo se caracterizó por decisiones arbitrarias e ineptas que sumieron al país en una crisis financiera que generó un efecto dominó a escala mundial, lo que eventualmente se calificó como la década pérdida. A las administraciones de LEA y Jolopo se les llamó la docena trágica. Jolopo ha sido calificado el peor presidente de todos desde 1935.

Vino luego Miguel de la Madrid (1983-1988), un hombre débil e indeciso de poca imaginación, pésimo líder durante uno de los peores terremotos que sufrió México. Durante su mandato se celebró la Copa Mundial de Futbol de 1986, la entrada de México al GATT y la polémica sucesión presidencial que le dio el triunfo a su sucesor Carlos Salinas de Gortari, lo enlistaron en la posición 12, solo mejor que LEA y Jolopo.

La Ardilla, Carlos Salinas (1989-1994), economista inteligente, autoritario con complejo de chaparro y delirios de grandeza, empezó bien, introdujo el TLCAN y terminó pésimamente, creando una de las peores crisis financieras de la segunda mitad del siglo veinte. Durante su administración, se privatizaron muchas empresas estatales, incluida la banca, se implementó el Programa Nacional de Solidaridad, se restauraron las relaciones Iglesia-Estado, y se establecieron relaciones diplomáticas con la Santa Sede. Salinas de Gortari es considerado como uno de los expresidentes menos populares, calificado apenas en la décima posición.

Ernesto Zedillo (1995-2000) siguió como presidente, un hábil economista, pero mal político que blindó la economía ante las crisis financieras y permitió el cambio de poder a la oposición. Durante su presidencia enfrentó la peor crisis económica en la historia de México, culpando a su predecesor de la misma. Permitió la captura y arresto de Raúl Salinas de Gortari, el hermano incómodo de Carlos Salinas.​ Su gobierno estuvo marcado por enfrentamientos con el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) y el Ejército Popular Revolucionario,​ la polémica implementación de Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro) para rescatar al sistema bancario nacional,​ y una reforma política que permitió a los residentes del Distrito Federal (ahora Ciudad de México) elegir a su propio alcalde, y las masacres de Aguas Blancas y Acteal perpetradas por fuerzas estatales. ​Sus logros económicos y democráticos llevaron a mexicomaxico a calificarlo como el segundo mejor presidente de los últimos 14.

Luego llegó con bombo y platillo del PAN, el Chachalaca, Vicente Fox (2001-2006) ganó las elecciones presidenciales de 2000 con el 42% de los votos, siendo el primer presidente electo de un partido de la oposición desde la elección de Francisco I. Madero en 1910. Como presidente, mantuvo las políticas económicas de Zedillo y concedió mayor autonomía a los gobiernos estatales, apertura que alimentó fuertemente a la corrupción. Su administración quedó marcada por los intentos fallidos de aplicar un impuesto al valor agregado a los medicamentos, ​construir el aeropuerto internacional en Texcoco, ​ y un importante conflicto con el líder cubano Fidel Castro. Su gestión evitó que México cayera en una crisis de cambio y mantuvo el crecimiento económico, reduciendo la tasa de pobreza del 43.7% en 2000 al 35.6% en el 2006. mexicomaxico lo calificó como el tercer mejor presidente desde 1935.

Le siguió otro candidato del PAN, Fecal, Felipe Calderón Hinojosa (2007-2012), mejor preparado que su antecesor. Ganó las elecciones presidenciales por un pequeño margen de menos del .5% del total de votos por encima del candidato del PRD Andrés Manuel López Obrador. Su presidencia estuvo marcada por el inicio de la Guerra contra el Narcotráfico, la gran recesión en 2009, que resultó en una caída de 4.7% en el PIB (producto interno bruto) y por la recuperación en el 2010 con un crecimiento del 5.1%. México sufrió durante su gestión la pandemia de gripe de 2009. Su desempeño lo coloca en la quinta posición de la medición presidencial.

Le siguió el Copetón Enrique Peña Nieto (2013-2018), Henry Monster, candidato del PRI, abogado de escasa preparación y nula imaginación. Como presidente fue efectivo solo al principio al lograr acuerdos con los partidos de oposición para llevar a cabo varias reformas necesarias. Sin embargo, los cuatro años restantes se vio envuelto en escándalos de corrupción e ineptitud. Mexicomaxico lo califica dentro de los cuatro peores presidentes, colocándolo en la posición 11 de los 14.

Finalmente llegamos al momento actual, donde un político provinciano llegó al poder con un partido de su propia creación. Andrés Manuel López Obrador (2019-2024), después de luchar 16 años para alcanzar el poder, mejor conocido como el Peje, un cacique intransigente, ignorante, mentiroso, autoritario y narcisista, ha sido hasta el momento –en la opinión de quien esto escribe– uno de los peores gobernantes que ha tenido el país. No ha cumplido ninguna de sus promesas de campaña en economía, seguridad, bienestar y otras. Hasta el momento ha hecho más daño que bien. Su promesa de crecer al 6% parece irrealizable, sus promesas de seguridad parecen inalcanzables, su manejo burlón e irresponsable de la pandemia del coronavirus lo hacen hasta ahora, el menos efectivo de todos los gobernantes. Si 15 presidentes fueran comparados, incluyendo al actual, no dudo que AMLO estaría “ranqueado” en la posición 15 después del frívolo Jolopo quien por lo menos logró una tasa de crecimiento promedio anual del PIB de más del 6%, mientras que AMLO probablemente termine con un crecimiento inferior al 1%.

Desgraciadamente todavía nos quedan cuatro años de esta pesadilla llamada la Cuarta Transformación. AMLO confirma con creces lo que decía Octavio Paz, “el gobernante hace más daño que bien.”