domingo, febrero 19, 2012

Brasil: si no gano arrebato

Luis Gutiérrez Poucel
Consultor Económico
19 de febrero de 2012
Brasil está considerando terminar el Acuerdo de Complementación Económica en el ramo automotriz que firmó con México en el 2002, debido a que después de nueve años de vigencia del Acuerdo, México ha empezado a exportar más de lo que importa. En otras palabras, mientras Brasil nos estaba goleando, teniendo superávits desde el 2003 al 2007, los brasileños estaban contentos y eran buenos amigos, pero apenas nosotros empezamos a ganar, el gobierno brasileño quiere cambiar las reglas del juego para evitar perder; es como si ahora quisieran tener 12 jugadores en el campo de juego con dos porteros, mientras que nosotros debemos de continuar con sólo 11 jugadores y un portero. Esto es a todas luces incorrecto, cortoplacista, proteccionista y mediocre.

El problema que se nos plantea como Gobierno es cómo responder. La respuesta tiene que ser la correcta, porque tenemos en puerta un posible acuerdo de Libre Comercio con Brasil que beneficiaría inmensamente a ambos países, abaratando el costo de insumos y haciéndolos más competitivos con el exterior. Pero, tampoco podemos permitir que un socio comercial solamente sea nuestro amigo cuando tiene superávits, cuando le conviene, pero cierra sus fronteras cuando empezamos a ser más hábiles y productivos, cuando no le conviene. Esto es peligroso, porque una relación comercial exitosa, en gran medida, depende de que los socios respeten los acuerdos, cumplan su palabra y se tengan confianza. Pero Brasil, desgraciadamente, parece ser que sólo es amigo cuando está ganando y cuando está perdiendo entonces arrebata. Con este comportamiento Brasil demuestra que en el fondo es una economía proteccionista con un gobierno oportunista.

En este artículo, me gustaría hablar un poco sobre nuestra historia comercial con el Brasil y cuál debería ser la respuesta del Gobierno Mexicano ante esa actitud brasileña en un ramo tan importante como el automotriz.

Historia Comercial

En el 2011 comerciamos con Brasil aproximadamente 9,453 millones de dólares, el 40% del cual fue en el ramo automotriz. Esta cantidad, para el tamaño de las economías de ambos países, es raquítica; un acuerdo de libre comercio por lo menos triplicaría el comercio en el primer año.

Considerando del 2000 al 2011, México ha sido deficitario en la relación comercial con el Brasil hasta el 2010, teniendo en el 2011 por primera vez un superávit de 330 millones de dólares. Como se puede observar en la gráfica a continuación, la tendencia deficitaria empezó a cambiar a partir del 2008 en parte por la sobrevaluación de la divisa brasileña y en parte por el aumento en la productividad de las exportaciones mexicanas. No obstante, el déficit acumulado durante este periodo ascendió a 26,222 millones de dólares a favor de Brasil. Durante todo este tiempo, el Gobierno Mexicano no se quejó, sino que espero a que se adoptaran las medidas económicas adecuadas por parte de los exportadores nacionales. Así se comportan las naciones que tienen palabra y los socios comerciales que son confiables.

México se colocó en el 2011 como el tercer exportador de autos a Brasil, con una participación cercana al 14% del mercado brasileño tras Argentina y Corea del Sur. Esto representó en el ramo automotriz un déficit para Brasil de 1,700 millones de dólares. Al igual de lo que sucedió en el comercio total con Brasil, México tuvo un déficit desde 2003, que fue el primer año de operación del Acuerdo de Complementación Económica, hasta el 2007. En el 2008 México empezó a exportar más de lo que importaba de Brasil, pero el déficit acumulado en el periodo 2003 -2012 asciende a 9,500 millones de dólares. No obstante la relación favorable para el Brasil, cuando nos empezaba a ir mejor, el Gobierno Brasileño pegó el grito al cielo y quiere ahora replantear la renegociación del Acuerdo de Complementación Económica, de lo contrario dará por terminado el Acuerdo y empezará a cobrar aranceles de 35% sobre las exportaciones de vehículos ligeros y partes automotrices de origen mexicano a partir de 2013.

Respuesta Mexicana

La historia económica nos dice que el proteccionismo tiene más costos que beneficios para un país, reduciendo el bienestar de las personas por los mayores precios y menores empleos. Cerrar las fronteras para proteger una industria ineficiente siempre ha resultado en una pérdida en el potencial de crecimiento económico. Sin embargo, la apertura comercial requiere de socios comerciales confiables. Un país no puede abrir sus fronteras, mientras los otros países exportan sus mercancías con subsidios y castigan las importaciones con impuestos. Un país que tenga fronteras abiertas, cuando navega en un mar de países con fronteras cerradas, pierde bienestar económico.

Existen tres posibles respuestas por parte de México:
  1. No aceptar la renegociación del Acuerdo de Complementación Económica, pero promover la negociación de un Acuerdo de Libre Comercio integral. El argumento es: “vamos a incluir todos los ramos económicos e integremos a nuestras economías”. Los beneficios van a ser inmensos, porque va a aumentar la competitividad de cada uno de ellos, independientemente que en algunos ramos existan déficits o superávits; en el total, los dos países mejorarán su balanza comercial ante el resto del mundo.
  2. Aplicar el principio de la reciprocidad, lo que se llama la Ley Espejo: “si tú evitas mis exportaciones por razones injustas, yo evitaré por la misma cantidad tus exportaciones a mi mercado”. Aquí tendríamos dos variantes: la primera sería fijar aranceles a las importaciones brasileñas por un monto similar, y la segunda sería cobrar impuestos en todas las ramas en donde México es deficitario. La primera variante es cuantitativa, mientras que la segunda aplica el principio que los brasileños están aplicando a nuestras exportaciones en el ramo automotriz: “cobro aranceles en todos los ramos donde soy deficitario”.
  3. No hacer nada, ésto es “aceptamos renegociar el Acuerdo de Complementación Económica”.
Probablemente la primera respuesta es la más conveniente y la tercera la menos recomendable.

Conclusión

La visión de Brasil está equivocada, es cortoplacista, proteccionista y abusiva. No puede Brasil abogar por nuevos arreglos cuando algo no les conviene, y quejarse cuando otros países le responden con la misma moneda. En efecto, Brasil ha tenido un superávit con Argentina y los argentinos han introducido un mecanismo denominado Declaración Jurada para desalentar las importaciones de Brasil, medida proteccionista duramente criticada en el propio Brasil.

México necesita ser firme, y plantear la apertura total o la continuación de la reglas del juego tal y como se acordaron en el 2002, de lo contrario México tendrá que responder con medidas equivalentes en perjuicio de ambas naciones. México no se puede dar el lujo de tener un socio comercial que solo sabe ganar y arrebata cuando pierde.

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