viernes, octubre 27, 2017

El ABC del TLCAN

Siempre que hay temas de interés nacional brotan los expertos al vapor, se multiplican las opiniones, se expresan diagnósticos y recomendaciones que en lugar de aclarar, terminan por confundir más. Es por ello que en este breve ensayo haré un breve Análisis de Beneficio Costo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), desde su entrada en vigor hace 24 años, hasta la cuarta renegociación que terminó sin acuerdo, pero con la promesa de una quinta reunión en noviembre de 2017.

La renegociación del tratado en 2017 se llevó a cabo a instancias del presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien considera que éste ha sido altamente negativo para su país. Esta apreciación da lugar a nuestra primera interrogante, ¿tiene razón Trump acerca de que el TLC ha perjudicado más que beneficiado a EE.UU.?

Veamos, cualquier acuerdo comercial crea cambios estructurales que generan ganadores y perdedores, por lo que es necesario justificarlo y legitimarlo ante los ciudadanos del país. La apertura comercial con uno o varios países solamente se puede justificar siempre y cuando sus beneficios sean superiores a los costos, puesto que va a haber grupos, actividades, sectores y regiones que se beneficiarán, mientras que otros van a perder. Por lo tanto, la segunda pregunta es: ¿habrá beneficios suficientes para compensar los costos, dejando a todos en una mejor situación que antes del acuerdo?

Los tres socios del TLC tienen diferentes objetivos, condiciones y desafíos, por lo que las negociaciones han sido y seguirán siendo difíciles. Por un lado, el principal objetivo de Estados Unidos es eliminar la asimetría comercial con México y Canadá, con los que generalmente tienen déficits en la balanza comercial. Por el otro lado, los objetivos de Canadá y México son parecidos, lograr mayor competitividad en sus exportaciones con el resto del mundo.

Las economías de Canadá y Estados Unidos, por sus mayores niveles de desarrollo, son más parecidas y compiten más entre sí, mientras que la economía de EE.UU. y la de México son más complementarias, sugiriendo negociaciones más difíciles de Estados Unidos con Canadá, que con México. Pero por supuesto, esto no toma en cuenta la antipatía que Trump siente por México, ni que –independientemente de lo que acuerde su equipo– puede expresar una opinión diametralmente opuesta a sus negociadores en cualquiera de sus controvertidos tweets.

Estas diferencias de objetivos, condiciones e incertidumbres nos llevan a plantear la tercera pregunta: ¿qué es lo que va pasar si se llega a terminar el TLC?

Antes de tratar de responder a las tres cuestiones anteriores, vale la pena hablar un poco sobre los antecedentes del TLC.

Antecedentes
El TLC se negoció en 1992 y 1993 entre los presidentes Carlos Salinas de Gortari, George Bush, y Brian Mulroney, entrando en vigor a principios de 1994, fue la joya de la administración de Carlos Salinas. Su objetivo era establecer una zona de libre comercio donde hubiera libre circulación de los bienes y servicios de las tres naciones, eliminando los permisos, cuotas y licencias, así como las tarifas y aranceles. El acuerdo creó la zona de libre comercio más grande del mundo, reuniendo a 450 millones de personas y economías que generaban el 28% del Producto Interno Bruto mundial, por encima del 22% de la Unión Europea y el 15% de China.

Los efectos del TLCAN fueron muy diferentes a los que se vaticinaban, produciéndose fuertes reacomodos en el sector industrial americano y el sector agropecuario mexicano. Estos cambios estructurales fueron criticados señalando que el tratado había sido perjudicial, particularmente para EE.UU. por las pérdidas de empleos en varias industrias, sobre todo las intensivas en mano de obra y las menos competitivas que sobrevivían gracias a la protección del gobierno americano. En México las críticas se concentraron en gran medida en el sector agrícola, porque varios de nuestros productores tuvieron que abandonar sus empresas agrícolas al no poder competir con los productos americanos subsidiados. Muchos de los trabajadores agrícolas dejaron de ser ejidatarios y comuneros para pasar a ser peones asalariados. Sin embargo, durante esos 23 años, el balance ha sido altamente positivo para Estados Unidos y México en términos de creación de más empleos que los que se perdieron y de mayor valor agregado que el que se perdió.

El TLC revirtió la tendencia descendente de la competitividad de varias industrias estadounidenses tales como la automotriz, electrodomésticos y electrónicos, entre otros. México, por su lado, empezó a crear nuevas plantas industriales especializadas en partes de la cadena productiva de compañías estadounidenses, en especial las intensivas en mano de obra. México empezó a experimentar superávits en su balanza comercial con EE.UU. y el resto del mundo.

Beneficios
El TLCAN ha tenido siete beneficios principales, a saber: 1) aumento en las exportaciones, 2) mayor productividad y competitividad, 3) reducción de precios y costos, 4) creación de empleos, 5) mayor crecimiento económico, 6) aumento de la inversión y 7) reducción de los gastos públicos.

El tratado cuadruplicó el comercio entre Canadá, México y Estados Unidos. Solamente en el primer año de operación del tratado, México tuvo un déficit comercial con EE.UU., logrando superávits desde 1995 hasta el año 2016. En el caso de Canadá, México ha tenido 12 déficits y 11 superávits. Mientras que Canadá ha tenido superávits todos los años con Estados Unidos.

Los tres socios se volvieron más competitivos frente al resto del mundo. En ese período de 1993 al 2016, México logró exportar siete veces más que lo exportaba un año antes del tratado, mientras que EE.UU. logró en el mismo periodo incrementar sus exportaciones 3.1 veces y Canadá, 2.7 veces.

Empresas americanas que iban a la baja en su participación comercial en el mundo, revirtieron la tendencia gracias a la diversificación y especialización que lograron en varios segmentos de su cadena de producción. La especialización en los segmentos de alta tecnología y la reasignación a México de los segmentos intensivos en mano de obra resucitaron a varias compañías estadounidenses, permitiéndoles mejorar y abaratar sus productos. Estados Unidos, gracias al TLCAN, pudo presentar un frente mejor ante sus competidores europeos y asiáticos, logrando así competir de tú a tú.

Los efectos perniciosos de la crisis financiera del 2008 hubieran sido peores si no hubiera sido por el TLC. Seguramente más gente hubiera estado desempleada y los efectos sociales hubieran sido más extensos que lo que se presentó.

La productividad aumentó en los tres países gracias a las economías de escala y especialización en las actividades con alto contenido de conocimiento, sobre todo en el desarrollo de las tecnologías de punta. Todas las actividades industriales capaces de ser desagregadas en cadenas transnacionales de valor fueron beneficiadas gracias a las cortas distancias entre los tres países, aprovechando que es más barato, fácil y rápido transportar partes e insumos por vía terrestre que por vías marítima o aérea.

Los precios de los productos y alimentos al consumidor disminuyeron en los tres países. En EE.UU., los productos del campo se abarataron por la desaparición de las tarifas, aranceles y trabas al comercio y la disminución en el costo del transporte. Estados Unidos empezó a importar crudo mexicano más barato que antes del acuerdo porque el TLC eliminó las tarifas; al reducir su dependencia del Medio Oriente Estados Unidos aumentó su seguridad. México se benefició en los sectores de consumo y de producción, con la reducción de precios de los enseres domésticos, artículos industriales y bienes de capital.

Con el abaratamiento de los bienes producidos en Norteamérica, la participación en los mercados doméstico y extranjero de las empresas en los tres países aumentó, generando más y mejores empleos. En EE.UU. y Canadá, las industrias de alta tecnología se vieron favorecidas, así como los servicios de consultoría técnica, industrial, financiera y de salud. Solamente, en Estados Unidos, el aumento en las exportaciones generó cerca de 5 millones de nuevos trabajos. En la industria automotriz el empleo aumentó 14.1% en tres años, mientras que los salarios aumentaron 5.6%.

El TLCAN estimuló el crecimiento económico de los tres socios, beneficiando en particular al sector agrícola de Estados Unidos, y la industria automotriz y los servicios de los tres países.

El aumento en la inversión fue significativo, empresarios nacionales y extranjeros invirtieron en México para disfrutar el acceso al mercado americano, aprovechándose de la regla de origen que indicaba que los productos para estar libres de aranceles y ser intercambiados entre las tres naciones deberían tener un contenido norteamericano de por lo menos un 62.5%.

La inversión extranjera en México se triplicó, gran parte de la cual era estadounidense. Empresas americanas invirtieron 452 mil millones de dólares en México y Canadá pero, lo interesante fue que invirtieron más en su propio país. Por ejemplo, las compañías automotrices americanas invirtieron 39 mil millones de dólares en Estados Unidos mientras que en México sólo invirtieron 3 mil millones.

Empresas mexicanas y canadienses, a su vez, invirtieron 240 mil millones de dólares en EE.UU., en especial en las actividades industriales, seguros y compañías bancarias. Con la apertura financiera que permitió el tratado, capital golondrino mexicano fue a parar a Estados Unidos, ayudando en los sectores de la construcción, producción de bienes intermedios y de capital.

El TLCAN permitió una reducción en los gastos gubernamentales al abaratarse el desarrollo de los proyectos públicos mediante la competencia entre las firmas de los tres países.

Costos
En cuanto a los costos del tratado, también se han identificado siete: 1) pérdidas de empleo, 2) debilitamiento de la fuerza sindical, 3) pérdidas de producción, 4) caída de los salarios, 5) reducción de fuentes de financiamiento, 6) deterioración ambiental y 7) pérdidas en el transporte de carga.

Debido a las ventajas salariales, varias empresas americanas trasladaron algunos segmentos de su cadena productiva a México; en particular, en la industria automotriz, textiles, aparatos eléctricos y computación. Se perdieron entre 500 mil a 750 mil empleos en las industrias manufactureras de California, Nueva York, Michigan y Texas. Industrias enteras que sobrevivían gracias a las políticas proteccionistas del gobierno federal, desaparecieron del mapa productivo de Estados Unidos.

Cabe hacer notar la dicotomía entre China y México. Varios de los empleos generados en China fueron creados por empresas de ese país al hacer quebrar a las empresas americanas con las que competían, perdiéndose fuentes de trabajo en EE.UU. Mientras que muchos empleos generados en México fueron gracias a las compañías americanas que se trasladaron al país cerrando las fuentes de empleo en Estados Unidos. Estas empresas, gracias al ahorro en sus costos de producción, pudieron sobrevivir y enfrentar la competencia China, reinvirtiendo sus ganancias en Estados Unidos y México, en una proporción de 92% en EE.UU. y 8% en México, creando más empleos con las nuevas inversiones que los que se perdieron por el traslado inicial. Aparte, hay que destacar que el déficit comercial de EE.UU. con China es cinco veces mayor al que tiene con México.

El poder de negociación de la mano de obra americana disminuyó después del tratado. Entre 1993 a 1995, trabajadores en el 50% de las empresas americanas afectadas informaron que no pudieron negociar aumentos salariales ante la amenaza ejecutiva de cerrar su empresa e irse a México. Este porcentaje aumentó al 65% en 1999.

Los trabajadores agrícolas, desempleados por el cierre de las empresas del campo desplazadas por los agricultores americanos, al buscar empleos en las empresas maquiladoras, deprimieron por varios años los sueldos y salarios de los obreros mexicanos.

Las pérdidas productivas en EE.UU. se debieron al traslado de varias empresas a México, mientras que las pérdidas de producción en México correspondieron a las importaciones agrícolas subsidiadas de Estados Unidos.

Los salarios en las empresas americanas intensivas en mano de obra de baja calificación disminuyeron en EE.UU. Este fenómeno también afectó a México, disminuyendo el nivel de vida de las familias del campo. También, el incremento en la oferta laboral deprimió los salarios de los obreros en las maquiladoras y empresas productivas en México.

La apertura en el sector financiero, permitió el libre movimiento de capitales, lo cual redujo en México la oferta de financiamiento interno. Los empresarios y adinerados mexicanos enviaron parte de su capital a Nueva York como una especie de seguro de protección ante posibles crisis e incertidumbre. Eso aumentó el costo del dinero para financiar las actividades en el sector industrial y de la construcción en México. La crisis financiera que vivió México en 1994-95 fue más profunda que lo que hubiera sido sin esa fuga de capitales.

La transferencia de empresas americanas y canadienses a México tuvieron un fuerte impacto negativo en el medio ambiente, dado que las normas ambientales en México eran menos estrictas. Las empresas bajaron sus costos por una mano de obra más barata, y por el ahorro de costos para la mitigación ambiental. La deterioración ambiental en la frontera fue significativa.

El sector transportista en México fue seriamente afectado al negársele el beneficio ya acordado en la de negociación del TLC de permitir la entrada de camiones mexicanos a Estados Unidos. El argumento usado fue que los transportistas mexicanos representaban un riesgo para la seguridad del transporte carretero en Estados Unidos. Éste fue un argumento a todas luces proteccionista empleado por los transportistas americanos que el Congreso americano recogió y apoyó, cerrando la frontera al auto transporte mexicano. Esta prohibición aumentó los tiempos y costos del transporte entre México y Estados Unidos al tener que intercambiar la carga en la frontera a los camiones del otro país.

Respuestas
En cuanto a la primera pregunta sobre si el tratado había perjudicado más que beneficiado a EE.UU., la respuesta es un categórico NO. A todas luces el impacto ha tenido un impacto neto positivo en (1) el crecimiento económico de los tres países, (2) la modernización de su estructura económica, (3) la productividad y competitividad de Norteamérica, (4) las exportaciones, (5) el empleo, (6) la inversión, y (7) la reducción de costos y precios.

Aún cuando las estimaciones pueden cambiar, todos los estudiosos de la materia reconocen que ha habido un aumento en la tasa de crecimiento de Estados Unidos por lo menos de medio punto porcentual al año, en México entre el 1 al 2% y en Canadá entre 0.5 a 1.5%.

En EE.UU. se produjo un reacomodo gradual de las actividades intensivas en mano de obra hacia las actividades intensivas en conocimientos, mejorando las oportunidades para los empleados más calificados. En Canadá el tratado permitió la reafirmación de sus ventajas comparativas, tales como en las industrias madereras, las aeronaves, los metales y las aleaciones. El nivel de precios al consumidor y al mayoreo disminuyó en los tres países, permitiendo el aumento en el ingreso disponible de las familias y el menor costo de desarrollo de nuevos proyectos.

En cuanto a la segunda pregunta de qué es lo que pasaría si se llegase a terminar el TLCAN, la obvia respuesta es que los tres países sufrirían debido a las trabas para el intercambio, el aumento en las tarifas y aranceles, lo que conduciría a una pérdida relativa en la fortaleza comercial de la zona, en la competitividad y productividad de sus industrias y en el dinamismo y orientación de su crecimiento.

Las consecuencias en México serían económicas, sociales y políticas. En el corto y mediano plazo habría una disminución en el crecimiento económico, reducción en las exportaciones, aumento de costos y precios, caída en la inversión extranjera y pérdida de valor del peso. Los sectores más afectados serían los textiles, ropa, maquinaria pesada y la industria automotriz. México perdería casi un millón de puestos de trabajo. En el mediano y largo plazo, un México que crece poco o nada es un país en el que se exacerban las condiciones de marginación y de descontento popular.

Es cierto que Canadá también sufriría las consecuencias de la terminación del tratado, pero probablemente serían menores que las de sus dos socios, dado que tiene buenas opciones para redirigir sus necesidades comerciales a otros países, en especial el Reino Unido y Europa. Canadá perdería poco más de 125 mil empleos.

Las consecuencias en EE.UU. serían significativas, perdiendo competitividad con el resto del mundo. Estados Unidos perdería alrededor de 250 mil puestos de trabajo. Poco a poco la tendencia observada antes de la entrada en vigor del tratado, de la salida de las empresas y productos americanos de los mercados europeos y asiáticos se volvería a acentuar gradualmente, perdiendo mercados no solamente fuera de Estados Unidos, sino también dentro del propio país. Esto sería más pronunciado en las ramas automotrices, aéreoespaciales, electrodomésticos y computación. El consumidor norteamericano tendría que pagar más por los alimentos y la energía.

Aparte de que Estados Unidos enviaría al resto del mundo una pésima señal de su baja o nula confiabilidad como nación soberana, además de que su liderazgo comercial, económico, industrial y tecnológico se vería cada vez más reducido y desafiado por China. EE.UU. pasaría de haber controlado la zona comercial más grande del mundo a la tercera posición después de la Unión Europea y China.

En cuanto a la tercera pregunta acerca de si los beneficios del TLC compensan sus costos, la respuesta es un rotundo SI. En los casi 24 años de operación del tratado, los beneficios para los tres países han sido relevantes. La economía americana evitó su descenso acelerado al recuperar su posición como una de las primeras potencias comerciales del mundo. La economía canadiense alcanzó los primeros lugares de competitividad en el planeta, mientras que la economía mexicana no sólo mantuvo un crecimiento positivo a pesar de sus muchos obstáculos y desafíos manteniéndose como una de las principales economías emergentes de mayor exportación en el mundo.

Conclusión
Una apertura comercial o un tratado de libre comercio para ser sustentables necesitan que sus beneficios no solamente sean superiores a sus costos, sino que existan además los mecanismos para poder compensar a aquellos grupos y sectores perjudicados por el tratado. Aparte, la única manera válida para legitimar una apertura comercial ante la sociedad es la de comprobar que el país va a estar mejor con el tratado que sin él.

El TLCAN ha sido fundamental para mantener el vigor económico de Norteamérica; es el clásico arreglo “ganar, ganar y ganar” para los tres socios. Resulta de sentido común que la renegociación promovida por Donald Trump tendría que haberse enfocado a modernizar, profundizar y extender las áreas económicas para mejorar el bienestar y potencial de Norteamérica. Sin embargo, la visión restringida de concentrarse en el déficit comercial como la guía rectora, hizo que las cuatro rondas de negociación del TLCAN fracasaran.

Las propuestas disparatadas de los negociadores americanos iban en contra del propio espíritu del tratado –lograr mayores beneficios para los tres socios– proponiendo beneficiar más a EE.UU. a costa de los demás. Dentro de esas propuestas absurdas destacaban (1) la elevación de la regla de origen del sector automotriz de 62.5% a 85%, incluyendo 50% de insumos estadounidenses, (2) la llamada cláusula ocaso que llevaría a la renegociación del tratado cada cinco años, y (3) la eliminación de los paneles de arbitraje para las disputas comerciales. Lo absurdo e injusto de estas propuestas hizo pensar a muchos que tenían el único fin de provocar que Canadá y México se retiraran de las negociaciones, puesto que EE.UU. no quería afrontar el costo político de ser ellos los que terminaran con el tratado.

La pregunta que nos podríamos plantear, dado los malos resultados de las cuatro mesas de negociación del TLCAN es, y ahora ¿qué sigue?

Hay dos escenarios a futuro: con y sin Donald Trump. El “escenario con Trump” es el de seguir con las negociaciones con una actitud prudente y tolerante, pero firme, evitando ser los primeros en levantarse de la mesa. Si el tratado se termina, que sea a iniciativa de la administración de Trump. En el “escenario sin Trump”, seguramente se podrá renegociar y modernizar el TLCAN de manera sensata y en beneficio de los tres socios.

México tendrá que vivir tres años más con la incertidumbre y agravios de la administración Trump. A pesar de que las circunstancias nos cerraron la puerta, también nos abrieron una ventana. Es momento para enfocarnos a resolver nuestros problemas internos, todos relacionados con los malos gobiernos. Nuestro sistema político –con la figura de los candidatos independientes– nos abre un nuevo capítulo en la transparencia para la toma de decisiones de los tres poderes, los tres niveles de gobierno, las autoridades y las instituciones. Un funcionario bajo constante escrutinio es más difícil que abuse y robe o que haga mal o no haga su trabajo.

La esperanza de este economista es que México y Canadá se lleguen a sentar con la próxima administración de EE.UU. a renegociar un nuevo TLC que incluya el libre movimiento de los bienes y servicios, incluyendo la fuerza de trabajo en toda la zona de Norteamérica. El próximo TLCAN debería modernizarse, profundizarse y extenderse para lograr una verdadera unión económica y comercial en los tres países. Pero, se necesita un Estados Unidos más receptivo y menos chovinista, así como un México más honesto, menos corrupto y menos impune. Ese es el México, honesto y honorable, al que todos los mexicanos aspiramos.


Los Pros y Cons del TLCAN
Concepto
Pros
Cons
Valió la pena
Comercio
Aumentó
Si
Producción
Aumentó
1) Disminuyó en EE.UU. en las industrias intensivas en mano de obra y las industrias protegidas;
2) La producción agropecuaria en México disminuyó al no poder competir con los productos americanos subsidiados
Si
Empleo
1) Generó 5 millones de trabajos en EE.UU.;
2) Creó miles de empleos en México en las maquiladoras de partes automotrices, electrónicos y computación
1) 682,900 puestos de trabajo se perdieron en el sector manufacturero estadounidense;
2) Miles de trabajos se perdieron en el sector agropecuario mexicano
Si
Salarios
Salario promedio aumentó
1) Empresas en EE.UU. suprimieron alza de salarios;
2) Disminuyeron salarios de los trabajadores en las maquiladoras
Si
Inversión
Aumentó en los tres países
Fuga de capital mexicano hacia EE.UU.
Si
Petróleo
1) Los costos disminuyeron en EE.UU.;
2) Aumentó la seguridad americana
Si
Servicios
EE.UU. exportó financiamiento y servicios de salud
Si
Gastos capital gobierno
Disminución gracias al aumento en la competencia
Si
Alimentos
Los precios al consumidor disminuyeron en los 3 países
1) Agricultores americanos recibieron subsidios;
2) Empresarios agrícolas mexicanos quebraron
No
Trabajadores
1) Trabajadores americanos perdieron poder de negociación;
2) Trabajadores mexicanos fueron sobreexplotados
No
Auto Transporte

1) Prohibición americana al libre tránsito de camiones mexicanos;
2) Traslado de carga en la frontera a camiones de EE.UU.;
3) Demoras y mayores costos
No
Medio ambiente
EE.UU. mejoró su medio ambiente
En México se deterioró
No

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