viernes, enero 13, 2017

Trump, dime cuando, cuando, cuando…

Ya es un hecho, el 20 de enero de 2017 el empresario de bienes raíces acérrimo enemigo de México Donald Trump ocupará la silla presidencial de la nación más poderosa del mundo. La noción de que su postura hacia México se va suavizar una vez que llegue a ser Presidente es infantil puesto que si Trump ha dado muestras de algo, es su consistencia en cuanto a su animadversión a México. En efecto, consistentemente ha hablado de la deportación de los mexicanos indocumentados, la renegociación del Tratado de Libre Comercio y la construcción del muro. Esta antipatía contra México proviene de una ridícula creencia del magnate que México se aprovecha de los Estados Unidos, pareciéndosele olvidar de que Estados Unidos se quedó con más del 50% del territorio nacional y que históricamente Estados Unidos se ha beneficiado más de la relación bilateral. La única constante entre Estados Unidos y México ha sido la asimetría de poder.

Llega Trump en uno de los peores momentos para México, con una presidencia desacreditada y un presidente al que le importan más sus amigos que el sentir de la gente. Las críticas que se presentaron después de la inoportuna y desatinada visita del candidato republicano a México –que desembocaron en la salida del gabinete de Luis Videgaray– fueron hechas a un lado y se vuelve a nombrar al desprestigiado Videgaray Secretario de Relaciones Exteriores, responsable precisamente del área donde cometió su error garrafal. Algunos ingenuos piensan que este nombramiento es una hábil y maquiavélica maniobra debido a la cercanía de Videgaray con el yerno de Trump, pero de nada le va a servir tal amistad, en todo caso, lo hará más dócil ante los intereses estadounidenses.

Lo único que le podría servir a México para enfrentar las medidas vejatorias de Trump sería que todo el país presentara un frente común, respondiendo cada medida contra México con otra medida equivalente contra Estados Unidos. Basta citar que cuando Estados Unidos impidió la entrada de chóferes mexicanos a Estados Unidos en el 2009 para proteger los empleos de los chóferes americanos, México impuso gravámenes a 100 importaciones americanas, entre ellas las fresas, árboles de navidad y otros productos. Eso causó revuelo en los círculos políticos de nuestro país vecino. Pero, México ahora está muy lejos de poderse unir ante funcionarios y gobernantes tan descarados, desprestigiados y carentes de todo liderazgo.

El reciente aumento de los precios de las gasolinas causó una explosión social llevando a amplios segmentos de la población a un comportamiento animal de rapiña, saqueos y robos injustificados, incluyendo seis muertos y varios heridos. Familias enteras salieron a las calles a robar como bestias tiendas de autoservicio, centros comerciales y cualquier negocio de donde pudieran llevarse algo. Desafortunadamente con ese tipo de acciones no les estaban haciendo daño a los políticos corruptos sino se estaban haciendo daño a ellos mismos, a la misma sociedad de la que forman parte.

La eliminación del subsidio a las gasolinas cayó como un balde de agua fría sobre un pueblo molesto y enojado por la inseguridad, la descontrolada corrupción y los constantes abusos de sus gobernantes. El subsecuente Acuerdo para el Fortalecimiento Económico es tan sólo una lista de promesas y expectativas anunciadas con el fin de dar la impresión que el gobierno está protegiendo la economía familiar, pero es simple retórica.

Si la gente viera a gobernantes y funcionarios honrados trabajando en pos de los intereses ciudadanos, y si la gente viera el buen uso de sus impuestos probablemente su reacción hubiera sido menos negativa. Pero lo que ven son robos y despilfarros de los funcionarios y gobernantes, legisladores que se autorizan ellos mismos un bono de fin de año, amplias zonas del país sin seguridad, una carísima línea del Metro que no sirvió, calles llenas de baches, escuelas para sus hijos sin mobiliario, etc.

Hasta ahora el efecto Donald Trump ha sido tenue, tales como la devaluación de nuestra moneda, el aumento de las tasas de interés para fortalecer el peso, el alto a la inversión de algunas compañías americanas en México. Pero, cuando llegue Trump al poder los impactos sobre la economía, la sociedad y la política mexicana van a ser más fuertes y variados. Para empezar, la expectativa de crecimiento para el 2017 se ha tenido que revisar a la baja pasando de 2.3 por ciento al 1.2 por ciento. En cuanto a la inflación, difícilmente se logrará la meta del Banco de México de una inflación del 3%, una estimación más realista es entre el 5 y el 6% para el 2017.

Si Trump continúa con su campaña antimexicana, nuestro país entrara en una fuerte depresión económica, política y social. Seguramente las consecuencias negativas no solamente las va sufrir México, sino también en buena medida las va experimentar los Estados Unidos, siguiendo la máxima de que cuando una puerta se cierra una ventana se abre, y ahora podríamos decir, que cuando se levanta un muro se escarba un túnel.

Dime cuándo tú vendrás… Pero la más grande amenaza va a ser la reacción de los votantes mexicanos que elegirán en 2018 a Andrés Manuel López Obrador como el próximo presidente de México, lo cual empujaría más atrás y sumiría más hondo al país, implementando políticas y medidas nacionalistas y populistas ampliamente probadas por la historia como desastrosas y la manera más segura para reducir el bienestar nacional.

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