viernes, diciembre 05, 2014

Balance del segundo año de gobierno de Enrique Peña Nieto

En el 2012, después del triunfo de Enrique Peña Nieto, escribí sobre lo que podíamos esperar del regreso del PRI al poder. Una de mis conclusiones era que el PRI iba a tratar de evitar los errores del pasado y asegurar su permanencia en el poder mediante una mejor gestión. Un año después, a finales del 2013, hice un balance del primer año de gobierno de EPN, destacando que había empezado su administración con un toque de genialidad al lograr con los partidos de oposición el Pacto por México, lo que permitió alcanzar los acuerdos para llevar a cabo las reformas necesarias que se venían discutiendo desde hacía 25 años.

Este logro generó grandes expectativas, siendo frecuente escuchar en los medios y en las pláticas casuales que: “el PRI si sabía gobernar”, “el PRI podría ser corrupto, pero era eficaz”, etc. En esa evaluación del primer año de la administración de EPN también destaqué las fallas que había observado en seguridad, corrupción e impunidad, y en el manejo de la economía.

Vicente Fox en su segundo año de gobierno intentó hacer un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México, proyecto que no pudo llevar a cabo, acabando básicamente con esto su administración. El resto de su sexenio se la pasó navegando bajo los logros de mantener a la economía estable. Felipe Calderón enfrentó en su segundo año la crisis financiera internacional y una escalación en la espiral de violencia, pero poco pudo hacer para reducir la criminalidad. El resto de su administración se la pasó defendiéndose de las críticas hacia su estrategia de combate a la delincuencia.

Con los resultados y el desempeño del gobierno de EPN durante el 2014 —el segundo año de su gestión— ¿qué es lo que podemos esperar de esta administración en los cuatro años que le restan?

¿Cómo nos fue en el 2014?

A dos años de iniciado su gobierno, parece que mis expectativas iniciales fueron muy optimistas y las fallas que noté durante su primer año de gestión se profundizaron en el 2014, generando incertidumbre y un gran malestar en la población. El sentir general de los mexicanos es ahora de que “lo corrupto no se le ha quitado el PRI, pero eso de que era capaz para gobernar ya se probó que no es el caso”. Muchos analistas consideran que EPN no tiene la experiencia ni la sensibilidad necesaria para mover a México en la dirección correcta.

Las encuestas del Grupo Reforma le dan al gobierno de EPN bajísimas calificaciones:

  • El 65 por ciento de la ciudadanía opina que están manejando mal el combate a la corrupción. Esta es la calificación más desfavorable al gobierno de los últimos 14 años.
  • EPN inició su gestión con un 30 por ciento de rechazo ciudadano, rechazo que prácticamente se duplicó al 58 por ciento para diciembre 2014. Esta es una desaprobación más alta que las que recibieron los gobiernos de Zedillo, Fox o Calderón.
  • Los líderes de opinión le dan una calificación promedio de 3.6, muy por debajo del 7.1 que le otorgaron al inicio de su gestión.
  • Asimismo, los líderes de opinión le dan una aprobación a EPN de 21 por ciento, muy por debajo del 78 por ciento que le dieron cuando empezó su gobierno.

El Gobierno de EPN inició el 2014 con la economía siendo el tema más preocupante. Los resultados del 2003 habían sido deplorables, el PIB había crecido tan solo al 1.1 por ciento, en parte por el bajo crecimiento de la economía internacional, pero en mayor medida por los retrasos en la aplicación del presupuesto, en especial por la disminución en el ritmo de inversión pública. Las autoridades hacendarias pronosticaron un crecimiento económico para el 2014 de 3.9 por ciento, estimación que luego revisaron a la baja al 2.7 por ciento y más tarde la volvieron a reducir al 2.1 por ciento. Sin embargo, estimo que el crecimiento económico en el 2014 será inferior al 2 por ciento.

Cuatro hechos alimentaron la falta de confianza sobre la capacidad de la administración de EPN para manejar la economía: (a) el ahorcamiento fiscal a los contribuyentes cautivos, (b) el aumento en la deuda pública para financiar el boquete fiscal dejado por la caída en los precios del petróleo, (c) la continua depreciación del peso, y (d) la falta de transparencia en las asignaciones multimillonarias de contratos y concesiones a los mismos grupos que se vieron favorecidos por su gobierno en el Estado de México tales como OHL, Hermes, Grupo Higa, Alcántara y otros.

Sin embargo, desde hace tres meses el gobierno perdió la brújula económica, política y social del País.

El detonante fue la explosión de violencia extrema resultado de la gran omisión en la estrategia de seguridad del gobierno que prefirió enfatizar la forma y el discurso triunfalista sobre las acciones reales para combatir la inseguridad. El énfasis en la prevención, más que en el combate al delito, de esa política de seguridad de la administración de EPN le abrió la puerta al crimen organizado para penetrar más rápidamente los diferentes niveles de gobierno y las fuerzas políticas del País.

Este manejo político de la seguridad le explotó en la cara al gobierno federal en el 2014. Los hechos se encargaron de destacar lo erróneo e infantil de una estrategia de seguridad basada en criterios políticos. Ningún gobierno puede dormir con lobos y esperar que no lo muerdan.

La desaparición de los 43 normalistas en Iguala, Guerrero a finales de septiembre del 2014 generó un gran malestar social y una reprobación generalizada hacia el Estado. Desde 1968 que no se veía en México una unión espontánea de la sociedad civil como la surgida ante la brutalidad de haber secuestrado, asesinado, quemado los cuerpos, triturado los huesos y arrojado los restos a un río de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, hecho que además desencadenó la aparición de innumerables fosas con restos humanos de personas desaparecidas anteriormente en la zona.

El gobierno de EPN leyó mal este suceso de barbarie inverosímil, no entendió su importancia. Primero, trató de evadir su responsabilidad declarando que el problema le correspondía a las autoridades estatales; luego, cuando ya no podía evadir más su responsabilidad, tardó diez días para intervenir y al poco tiempo, lo que resulta asombroso, el Presidente se ausentó del País para viajar a China.

La actitud frívola de esta administración es una de las manifestaciones del síndrome de la avestruz, que van desde la negación de los problemas, hasta la falta de decisiones oportunas y cruciales. Los principales errores que conforman éste síndrome son la negación de la realidad y creer que, ante una crisis, “los logros pasados aseguran un futuro sin consecuencias.”

Como era previsible, las protestas no se hicieron esperar. Los protestantes se manifestaron de manera cívica, pacífica y con gran impacto. Los hechos de violencia por grupos de anarquistas y maestros disidentes fueron aislados sin representar la mayoría bajo protesta. Sin embargo, la debilidad, cobardía e irresponsabilidad de las autoridades para proteger a los terceros afectados por el vandalismo, la violencia, los bloqueos de carreteras y aeropuertos, los destrozos a comercios y edificios públicos, los daños a piezas emblemáticas y monumentos históricos, la quema de vehículos oficiales y particulares, generaron aún más descontento contra el Estado.

El malestar de la sociedad civil no solamente se ha dirigido al Gobierno Federal, sino al Poder Judicial que ha permitido que los delincuentes y victimarios no fueran castigados, a los jueces que han evadido su responsabilidad de impartir justicia, a los juzgadores que han optado por el camino fácil de demandar pruebas de primer mundo a policías del tercer mundo a pesar de que en la mayoría de los casos la culpabilidad era obvia y manifiesta. Ante jueces corruptos, ineptos o timoratos ninguna prueba es suficiente cuando los culpables pueden hacer ruido. Los únicos culpables son aquellos que no se pueden defender.

La imagen de México en el exterior pocas veces se ha visto tan lastimada como en los últimos meses. Desgraciadamente, este acto de barbarie no ha sido el único, hay que recordar la masacre de los 72 centroamericanos en San Fernando, Tamaulipas en agosto 2010, o la desaparición de 300 mexicanos en Allende, Coahuila en marzo 2011. Lo diferente en esta ocasión fue la indignación espontánea y generalizada de la sociedad civil y las protestas que inmediatamente se produjeron. Hay un sentir generalizado de los ciudadanos de “ya basta”, “ya no más”, “ya estamos hartos”, aparte de que en esta ocasión se trata de nuestros jóvenes estudiantes.

Tratando de ponerse al frente de esta espiral de descontento, EPN anunció un decálogo de medidas con las que pretendió tapar el sol con un dedo. El decálogo parece ser que se hizo al vapor a fin de dar la imagen de que el gobierno vuelve a retomar el control de la situación. El problema es que esto es muy poco y demasiado tarde.

Sin pretender tirar al niño con el agua sucia del baño, algunas de las medidas son positivas, tales como el establecimiento de tres zonas económicas para reducir la pobreza en Chiapas Guerrero y Oaxaca, la desaparición de las policías municipales y el mecanismo de intervención en los municipios penetrados por el crimen organizado. Otras medidas suenan como más de lo mismo y de relleno, tales como el establecimiento del sistema nacional anticorrupción, la agenda de reformas para mejorar la justicia cotidiana, crear la clave única de identidad, habilitar el 911 como el número telefónico de emergencia y denuncia, etc.

El decálogo de propuestas pretende dejar nuevamente la solución de los problemas en manos de aquellos que tienen parte de la culpa y otra parte que ocultar. El decálogo pretende reinventar la moral de los intereses para dejar de lado la obligación de los deberes.

¿Quién le va a creer a un gobierno que (a) liberó al hermano incómodo de un ex presidente con una misteriosa mega-fortuna la cual le fue devuelta con intereses; (b) liberó a una secuestradora reconocida por sus víctimas para mejorar las relaciones con un país europeo; (c) liberó a un reconocido narcotraficante, al cual se le giraron órdenes de aprensión al día siguiente; (d) no atiende la orden de aprehensión internacional contra un ex gobernador del Estado de México por la retención ilegal de los hijos que procreó con su ex esposa; (e) no explica claramente la millonaria “casa blanca” de la pareja presidencial en turno, etc.? Mientras no se aclaren tantos actos de corrupción e impunidad, como pueden pensar que la gente les va a creer sus propuestas.

La corrupción no consiste sólo en dar un par de monedas para agilizar un trámite burocrático, no, la corrupción es algo más que eso, es el soborno para obtener un contrato o concesión millonaria, es movilizar a las autoridades para utilizar el aparato del Estado para proteger a los propios y eliminar a los contrarios.

Un buen gobierno es aquel que tiene un buen desempeño. Los buenos gobiernos producen buenos resultados. Si algo nos dice la historia es que lo importante son las acciones y no las propuestas. En México ya tenemos muchas propuestas, propuestas que se han quedado en el papel, que nunca se han llevado a cabo. No obstante, seguimos con más de lo mismo. Nos quedamos en las formas sin poder llegar a las acciones. Lo que importa es que se cumplan y se apliquen las propuestas del pasado, y que se hagan respetar las instituciones y leyes del presente.

¿Cómo nos irá en el 2015?

El contexto político, económico y social para el 2015 será muy desafiante para la administración de EPN. Los retos y desafíos que afrontará son mayores a los que encararon los gobiernos de Fox y de Calderón. Para empezar, la violencia no solamente no se ha reducido, sino se ha extendido y profundizado. La economía sigue sin reaccionar y las medidas de crecimiento adoptadas por el gobierno no solamente se han quedado cortas, sino que han contribuido al pobre desempeño económico. Finalmente, las élites del poder económico han rechazado los profundos cambios impulsados por las reformas y han estancado los procesos reformatorios.

¿Qué se puede hacer?

Si Enrique Peña Nieto quiere corregir los errores de sus dos años de gobierno y enfrentar con éxito los desafíos que se le presentarán a partir del 2015 tendrá que ser creativo, novedoso y valiente, de lo contrario corre el riesgo de pasar a la historia como el peor presidente del México posrevolucionario.

Para empezar, tiene que cambiar a su gabinete. No puede esperar manejar al País con el mismo equipo cómodo de amigos con los que manejó el gobierno del Estado de México. EPN tiene que entender que ya no está tratando de ganar un concurso de popularidad, sino tratando de gobernar a un país. Su compromiso no es con sus amigos ni con aquellos que lo apoyaron política y financieramente para llevarlo al poder, sino con el pueblo de México.

A partir del 2015, EPN tiene que tratar de convertirse en un mejor líder, rodeándose de colaboradores capaces y asertivos que lo ayuden a encontrar las mejores y más efectivas soluciones a los problemas del País.

En segundo lugar, tiene que empezar a manejar de manera responsable las variables económicas. Por ejemplo, (a) no debe incurrir en más deuda pública para financiar el gasto corriente; (b) no debe aumentar el gasto mientras no aumenten los ingresos fiscales; (c) debe asignar el gasto y la inversión pública de una manera abierta y transparente; (d) los proyectos de inversión tienen que aprobarse mediante una previa evaluación de costo-beneficio; (e) los contratos y concesiones debe asignarse a través de licitaciones abiertas y competitivas, y (f) debe evitar totalmente el favoritismo en la asignación de contratos y concesiones. En otras palabras, EPN debe establecer la eficiencia en sus políticas económicas como principio fundamental y —de una vez por todas— terminar con la corrupción en el uso y manejo de los recursos públicos.

En tercer lugar, tiene que impulsar la aplicación de la ley, sobre todo a los grupos económicos poderosos. Esto incluye a los bancos y grupos financieros que se manejan con total impunidad, aumentando el costo del dinero y reduciendo el acceso al financiamiento competitivo, y a las empresas dominantes que impiden la competencia y la entrada de nuevos participantes, incrementando los precios y explotando impunemente a los consumidores.

Conclusión

El pobre, frívolo y controversial desempeño de la administración de Enrique Peña Nieto en sus dos primeros años de gobierno ha puesto en duda su intención manifiesta de promover una agenda por el bien de México.

Hace dos años el gobierno de EPN entendió el sentir de la población y su frustración por la inactividad para promover las reformas que se venían discutiendo desde hacía 25 años. Ahora parece no entender el sentimiento popular y demanda social por una mayor justicia, mayor seguridad, menor corrupción e impunidad. Existe una gran frustración por estas injusticias que aumentaron rápidamente en el siglo XXI y que siguen reduciendo el bienestar y lacerando la dignidad de los mexicanos.

La historia omite, pero no perdona: la falta de acciones contundentes, la incapacidad para reaccionar oportuna y eficazmente ante los desafíos y la ausencia de una agenda por el bien de México están haciendo que EPN corra el peligro de pasar a la historia, no como el presidente de la alternancia, ni el presidente contra la delincuencia, sino como el presidente más inepto de los gobiernos posrevolucionarios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ENTIENDO MUY BIEN A LOS DE AYOTZINAPA, TE LO JURO, PERO AQUÍ EN TAMAULIPAS NO SON 43 YA SE CUENTAN POR MILES, Y NADIE HACE NADA POR NOSOTROS, VIVIMOS EN EL MIEDO TOTAL TODOS LOS DÍAS, LA CORRUPCIÓN POR PARTE DEL GOBIERNO, LA CORRUPCIÓN POR PARTE DE NUESTROS POLICÍAS Y AUNADO A ESTO LOS MALARAS..... QUE INDIVIDUO AGUANTA TANTO ROBO, A NOSOTROS QUE NOS MATAMOS TRABAJANDO MAS DE 10 HRS DIARIAS, MIENTRAS DIPUTADOS, SENADORES Y DEMAS PERSONAS QUE VIVEN DE NUESTROS IMPUESTOS NO HACEN SU CHAMBA COMO DEBEN HACERLO.... A LA POLICÍA YA NO LES CREES, TODOS LE FALTAN EL RESPETO, AHORA TODAS LAS ACTRICES DE TELEVISA QUIEREN SER "PRIMERAS DAMAS" ESTO APESTA LUIS.... MÉXICO ESTA ENFERMO..... MEXICO NECESITA CREER..... MI PREGUNTA ES ¿EN QUIEN? YA NO HAY HÉROES, YA NO HAY ZAPATAS, QUE LUCHEN, TENEMOS MIEDO DE QUE DAÑEN A NUESTROS HIJOS, ESTOY CANSADA DE MI GOBIERNO CORRUPTO, ESTOY CANSADA DE TANTA PORQUERÍA Y DE TANTAS ACTRICES TONTAS QUE SE GASTAN NUESTRO DINERO.... ODIO TODO LO QUE HUELA A GOBIERNO CON CEREBRO DE BURROS Y BUENOS PARA NADA.... NACOS, PREPOTENTES Y SIN NINGUNA CULTURA Y SIN VALORES.... QUISIERA PODER SER PRESIDENTE PARA ENSEÑARLES A ESTOY MALEANTES CON PERMISO DE ROBAR COMO SE HACEN LAS COSAS..... MARU