martes, julio 17, 2012

1 de 3 - Peña Nieto y el PRI: Nuevo empaque, mismo producto

Lord Acton, historiador inglés, dijo a finales del siglo XIX: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente.” Las cinco preguntas que todos nos planteamos, ahora que el PRI ganó las elecciones presidenciales, son: ¿Qué va a pasar con la economía, regresarán las crisis económicas del pasado?, ¿Significa el triunfo del PRI el regreso del poder absoluto, de la dictadura perfecta, del viejo PRI imperial?, ¿Cuáles son los principales retos que se le presentarán al gobierno de EPN?, ¿Cuáles son las acciones que EPN debería llevar a cabo para lograr su objetivo de crecimiento económico con sentido social? y ¿Qué lecciones podemos aprender de los resultados de la elecciones?
 
Debido a lo seductor del tema y por motivos de espacio, las respuestas a las interrogantes planteadas las dividiremos en tres artículos. En este, que es el primero, trataremos de responder a las dos primeras preguntas.

¿Qué es lo que va a pasar con la economía, van a regresar las crisis asociadas a los gobiernos priistas del pasado?

Antes de responder, vale la pena hacer un breve recuento de las crisis del pasado:
  • 1954 – el peso se devaluó 31% pasando de 8.60 pesos por dólar a 12.50;
  • 1976 – la libre flotación del peso se establece y la paridad pasó de 12.50 a 20 pesos como resultado del aumento de la deuda externa asociada a los Juegos Olímpicos del 68 y al mundial de fútbol de 1970;
  • 1982 – el tipo de cambio se disparó de 15 pesos por dólar a 57 por la caída de los precios del petróleo y la subida de las tasas de interés de la deuda externa, lo que llevó al gobierno priísta de López Portillo a regresar al control del tipo de cambio, nacionalizar la banca y suspender el servicio de la deuda, la inflación se disparó al 98.8% anual y el tipo de cambio subió a 1,400 pesos por dólar;
  • 1987-88 – la inflación fue de 159% anual y el dólar costaba 2,400 pesos, generándose el desplome de la Bolsa Mexicana de Valores y la fuga de capitales;
  • 1994-95 –una inflación de 51.9%, un tipo de cambio de 3,400 pesos por dólar, se le quitó tres ceros a la moneda, y la economía cae 6.2% en 1995, la crisis del tequila motivada por errores de política económica del gobierno de Carlos Salinas;
  • 2008 – creada por un shock externo cuyo origen fue la crisis inmobiliaria y financiera en Estados Unidos que se extendió a todo el mundo.
No, no creo que vayamos a regresar a las crisis del pasado causadas por errores en las políticas económicas. Si algo han aprendido los políticos en los tres últimos sexenios es que si no se maneja la economía con responsabilidad y estabilidad, el partido en el poder pierde las elecciones. Por lo menos, tres de los cuatro aspirantes a la presidencia estaban conscientes de que era necesario manejar la economía con estabilidad económica y prudencia fiscal. Claro, las crisis de origen externo y trasmitidas por el comercio internacional y los flujos financieros a nuestro país van a continuar, aunque sus efectos negativos se puedan minimizar gracias al blindaje económico diseñado por el gobierno priista de Zedillo continuado y fortalecido por los gobiernos panistas de Fox y Calderón.

¿Es el PRI de Enrique Peña Nieto el mismo partido imperial de antaño o un partido nuevo y diferente?

Asociar al PRI de ahora al PRI del pasado es incorrecto. No, no creo que vayamos a regresar a la dictadura perfecta, como calificó a los gobiernos priístas el escritor peruano Mario Vargas Llosa. Para empezar, EPN es el primer candidato del PRI que llega a la presidencia no por dedazo, sino a través de elecciones democráticas. El PRI ha estado fuera de los Pinos por dos sexenios, por lo que probablemente tratará de evitar cometer los abusos de poder y excesos de autoritarismo que lo llevaron a perder las elecciones del 1º de julio de 2000. El próximo gobierno priísta va a buscar construir sobre lo que sabe hacer, sobre sus ventajas comparativas, tales como: a) mayor control sobre sus gobernadores, alcaldes legisladores y funcionarios (control que no pudieron ejercer los gobiernos panistas), y b) un mejor equipo técnico y político con mayor oficio para gobernar. 

El gobierno priísta tratará de buscar la legitimidad frente a la sociedad y el electorado, ya que sin este respaldo no tendrá continuidad en el poder, el voto duro no le alcanzará por si solo. México ya no es el mismo que cuando el PRI gobernaba, el país ha cambiado radicalmente. A partir del 2000 el presidente de la República sólo ejerce sus poderes constitucionales. El congreso es plural, combativo e independiente del ejecutivo. Varias entidades son gobernadas por la oposición. La sociedad civil está más y mejor organizada. La Suprema Corte de Justicia es autónoma y sus laudos son generalmente respetados. El Banco Central es autónomo e independiente. El IFE ha sido fortalecido y dotado de independencia de los partidos políticos. Todos estos factores y mecanismos institucionales actúan como contrapeso al regreso del autoritarismo y del poder absoluto del ejecutivo.

Asimismo, el contexto externo ha cambiado. México se ha abierto a la economía global a través de varios tratados de libre comercio y acuerdos de apertura comercial. El fortalecimiento de nuestros vínculos con el exterior también actúa como contrapeso al regreso de la dictadura perfecta. En nuestros tratados y acuerdos hay cláusulas contra la corrupción, a favor de los derechos humanos, la protección al medio ambiente, etc. la prensa extranjera nos examina de cerca y es pronta a denunciar excesos y violaciones. Esto le pone presión al gobierno en turno para desempeñar una mejor función pública y una gobernabilidad más eficiente.

En suma, los cambios internos y externos que ha experimentado México en los últimos 16 años han sido tan profundos que la vuelta al poder del PRI no pone en riesgo las libertades civiles ni la autonomía de las instituciones. Si quiere el PRI continuar en el poder, no se va a permitir el lujo –en un ambiente de competencia política– de cometer los mismos errores de política económica del pasado que llevaron a las crisis económicas del siglo XX. El PRI que llevó al triunfo a Enrique Peña Nieto es un PRI totalmente diferente al PRI del siglo pasado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

From: Patricia Barba
Sent: Friday, July 20, 2012 10:46 AM
Subject: Comentarios sobre la estrategia del "destino manifiesto" Re: El PRI, Peña Nieto y México.

Reproduzco el primer párrafo del excelente artículo del colega Luis Gutiérrez, en el que --estoy segura que inadvertidamente y sin mala fe-- se abona a la "inevitabilidad", al destino manifiesto como estrategia fatalista para la aceptación incondicional de una mentira convertida en verdad a fuerza de repetirla miles de veces: que Peña ganó la elección.

Al igual que varios comentaristas, politólogos y columnistas progresistas, se cae en la práctica de dar por sentado un hecho que está siendo impugnado por un sinnúmero de evidencias incontrovertibles que lo descalifican por completo --la tan publicitada "victoria" electoral del PRI. Cuando estas aserciones llegan a lectores, radioescuchas o televidentes, lo único que hacen es reforzar la posición tramposa y fraudulenta de la élite para la cual Peña Nieto vendría a garantizar su continuidad en el poder.

...mando un saludo afectuoso,

Patricia

Luis Emiliano dijo...

Confieso que sí creo en los resultados de las elecciones presidenciales y no entiendo, por un lado, la oposición al triunfo y, por el otro, la aceptación sin cuestionamientos a los éxitos del PRD.

Hubo tres triunfos históricos de las izquierdas: conservar la capital, desplazar al PAN en Morelos y ganarle al PRI en Tabasco.

AMLO obtuvo en el 2012 un millón de votos más que en el 2006. Cierto, un millón en una elección que se decidió por tres millones es importante, pero no lo suficiente para ganar las elecciones.

¿Cómo pueden ser los votos buenos en Tabasco, Morelos y DF, y no para la presidencia?
¿Acaso, los mexicanos votamos libremente para elegir a gobernadores y representantes federales, pero nos corrompimos en la elección presidencial?

O sea, vamos a tener 293 diputados legítimos y 207 ilegítimos; tendremos 76 senadores limpios y 52 sucios. Caray, sigo sin entender.

Los argumentos para impugnar la elección presidencial son, primero, la manipulación de las televisoras y, segundo, la compra del voto.

No capto: ¿cómo pudieron éstas manipular a millones que no razonan para la Presidencia pero sí lo hacen en los otros niveles? Curiosa la persona que se opone y a la vez se deja manipular.

El voto es libre al momento que se cierran las cortinas de la mampara. Qué si el elector vendió su voto a cambio de una promesa de crecer al 7% y crear un millón de empleos al año, o por una promesa de una república amorosa e incorruptible, o por 300 pesos, que importa, siempre y cuando sea la decisión del elector: su voto es libre para hacer de el lo que él quiera. Eso sí lo entiendo.

Considero que EPN ganó y AMLO perdió, no el PRD. El PAN perdió porque sus gobiernos de la alternancia no cumplieron. Millones de mexicanos no son imbéciles ni corruptos.

Creo que las izquierdas deben seriamente examinar sus éxitos y derrotas. Cuestionar a las buenas instituciones y ofender a los electores porque los resultados no les favorecieron es inmaduro y perverso.

Saludos,