martes, julio 20, 2021

Caracol Vs Liebre

Recientemente la lucha por conquistar el mercado de los vuelos turísticos al espacio ha producido nuevas tecnologías en un campo en donde los diseños se habían mantenido sin mayor alteración aparente. Por eso el título de esta nota, que conlleva una pregunta implícita ¿Quién es más rápido el caracol o la liebre? La respuesta no se hace esperar, por supuesto que la liebre (sinónimo para el sector privado) es mucho más rápida que el caracol (sinónimo para el sector público). En efecto, esta competencia entre empresarios privados para ser los primeros en viajar al espacio ha producido en pocos años un gran avance en el campo de los viajes espaciales, algo que avanzó lentamente por varias décadas cuando los esfuerzos estaban concentrados en agencias espaciales controladas por los gobiernos de sus países.


Los esfuerzos para viajar al espacio fueron en sus orígenes un duelo entre países con ideologías opuestas: la Unión Soviética y Estados Unidos, el progreso socialista de los mercados dirigidos vs. el progreso capitalista de libre mercado. De tal manera hoy en día el esfuerzo del gobierno americano está centrado en la NASA su agencia espacial, mientras que el esfuerzo ruso está concentrado en su agencia espacial conocida como Roscosmos. De tal modo, mientras la competencia era entre las agencias espaciales públicas de Estados Unidos y de la Unión Soviética, las tecnologías espaciales básicamente se mantuvieron estáticas por varias décadas, las cuales consistían de una nave espacial impulsada por varios cohetes que luego caían a la tierra cuando alcanzaban sus metas de altura o cuando se les agotaba el combustible.

Lo interesante se ha venido produciendo hace algunos años atrás, periodo en que varias empresas han venido desarrollando proyectos para volar al espacio con fines comerciales en especial de turismo espacial. Esto ha permitido desarrollar diferentes tecnologías de naves espaciales con un mínimo de desperdicio, donde la mayoría de los componentes pueden volverse a usar. A este impulso privado alguien lo calificó como el duelo entre millonarios por controlar el billonario mercado de los viajes turísticos espaciales.

En primer lugar, destaca el millonario británico Richard Branson propietario del grupo Virgin, quien realizó su sueño de volar al espacio el 11 de julio de 2021 en su nave Virgin Galactic usando una tecnología basada en diseños aeronáuticos donde la nave regresa a aterrizar en la tierra como un avión. En segundo lugar, está el americano Jeff Bezos, fundador de Amazon, que voló al espacio el 20 de julio de 2021 en su nave Blue Origin compuesta de una cápsula espacial impulsada en su primera etapa por un cohete que una vez cumplido con su meta de altura regresa para posarse suavemente en la tierra, permitiendo su reutilización. Una vez que la cápsula espacial regresa a la tierra aterriza suavemente mediante inmensos paracaídas y cohetes retro propulsores. Este vuelo no llevó pilotos sino todo estuvo basado en sistemas automatizados de cómputo.

Aquí está lo interesante, mientras los esfuerzos estuvieron dirigidos por funcionarios públicos y entidades públicas el desarrollo fue lento y gradual. Sin embargo, apenas el sector privado se metió a este campo se produjeron grandes saltos en relativamente corto tiempo no solamente en cuanto a tecnologías, sistemas, y diseños, sino que se redujeron considerablemente los costos de los vuelos. Esto viene a comprobar una vez más que los esfuerzos privados siempre son más eficientes que los públicos.

Ojalá que muchos gobiernos y funcionarios públicos pudieran aprender de esta lección: nunca el cambio tecnológico público ha sido ni será superior al progreso tecnológico privado. En efecto, la historia económica está llena de ejemplos de que las empresas públicas son menos eficientes que las privadas, que los burócratas convertidos en empresarios destruyen más que crean bienestar.

Ojalá que nuestro gobierno actual de la 4T pudiera repensar su enfoque de apoyo a los esfuerzos públicos en la economía y la tecnología. No es eficiente desarrollar proyectos con dineros públicos que puede desarrollar el sector privado. Basta citar algunos ejemplos, tales como construir un aeropuerto sin tomar en cuenta las opiniones de las compañías privadas de aviación y las empresas internacionales especializadas. Desarrollar un tren turístico sin considerar la opinión de las empresas privadas de turismo y los especialistas en el ramo. Crear una empresa estatal dependiente de Pemex para la distribución del gas LP, con el fin de aumentar la competencia y reducir el aumento de los precios del energético. Para empezar, en opinión de varios expertos, el aeropuerto está mal localizado, su construcción va resultar muy cara y su operación va a ser insegura. El tren turístico a su vez va a tener dificultades para cubrir sus costos y alcanzar beneficios económicos. La competencia entre entes privados y públicos nunca es pareja ni justa. La historia nos dice que las empresas públicas en los mercados de competencia desplazan a las privadas por tener subsidios abiertos o disfrazados.

Este enfoque equivocado del gobierno de la 4T en la economía y tecnología se puede resumir en las declaraciones de la directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT, María Elena Álvarez-Buyla quien se ha empeñado en “nacionalizar” a la ciencia, como si la ciencia pudiera tener una nacionalidad u otra. La directora quiere alejarse de la ciencia neoliberal y occidental, en favor de una ciencia dedicada al pueblo y al nacionalismo. Esto cuesta trabajo entender, pues el método científico por naturaleza tiene que ser objetivo y si no lo es pues simplemente no es ciencia sino ideología o demagogia. Los científicos son eso, científicos, no necesariamente tienen que ser fifís neoliberales ni los consentidos de sistemas corruptos. No todo el conocimiento que proviene de afuera es malo por ser extranjero, sino que tan solamente es conocimiento. Es infantil pensar que México no necesita del exterior, que solamente la ciencia desarrollada por mexicanos es la buena. La ciencia por naturaleza es un esfuerzo colaborativo, es un esfuerzo que avanza en conjunto y que jamás florece en aislamiento. El resultado final de la suma de los esfuerzos de científicos de diferentes nacionalidades es el de mejorar el bienestar para toda la sociedad independientemente del país.

Este rechazo al conocimiento científico es producto de la ignorancia y de nociones frívolas de patriotismo y nacionalismo. La directora, haciendo gala de ignorancia y estupidez, afirmó que la ida a la luna fue un esfuerzo inútil. La pregunta obligada, es ¿Cómo una directora encargada de promover el desarrollo científico y tecnológico de un país puede hacerse semejante aseveración? Las tecnologías y sistemas que se desarrollaron tales como los circuitos integrados permitieron el desarrollo de los celulares que la propia directora del Conacyt y el presidente de México utilizan regularmente para comunicarse entre ellos. Aparte, ese viaje inútil permitió el desarrollo de los sistemas de monitoreo biométrico sobre la salud de las personas.

Mientras la directora hace declaraciones manifestando su gran oscurantismo, está despidiendo a los verdaderos investigadores, recortando apoyos a los proyectos científicos y limitando las innovaciones. Los encargados en el gobierno de la 4T de la promoción a la investigación y el desarrollo científico y tecnológico están condenando a México vivir en el pasado y a los mexicanos tener poca imaginación.

A pesar que la historia económica ha comprobado sin lugar a duda que los empresarios privados son vastamente superiores a los públicos, y que la simple observación concluye que la liebre corre más rápido que el caracol, nuestro gobierno liderado por AMLO se empeña en lo contrario, seguramente porque tiene otros datos.

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