martes, noviembre 29, 2016

Un mundo sin Fidel: historias de ayer y hoy

¿Quién era Fidel Castro Ruz, tirano o libertador? ¿Cómo lo juzgará la historia? Tanto se ha escrito y declarado sobre Fidel ahora que acaba de morir, que qué puede agregar éste economista con pretensiones de columnista. Lo que a la mejor puedo compartir con ustedes amables lectores son mis impresiones de los dos Fideles que conocí, al Fidel joven idealista y revolucionario que tomó el poder en 1959, y al viejo Fidel que se afianzó al poder desde 1959 hasta el 2011. Tras de luchar y sacar al dictador Fulgencio Batista de Cuba, Fidel hizo de su enfrentamiento con los Estados Unidos la nueva razón de ser de la revolución cubana. Así es que por más de cinco décadas, Fidel ejerció el mando absoluto –de manera directa o indirecta– de Cuba, desafiando a 11 presidentes estadounidenses y convirtiéndose en uno de los enemigos más acérrimos de Estados Unidos, es por ello que encuentro curioso que Fidel muera el día de mayor capitalismo en Estados Unidos, cuando los consumidores compran más que cualquier otro día del año, el viernes negro.

Todos los que fuimos estudiantes en América Latina en los 60s, vivimos la efervescencia revolucionaria; considerábamos a Fidel, al Che Guevara y a Camilo Cienfuegos como los héroes que representaban el espíritu de lucha, unidad y sueños compartidos. Los veíamos como apóstoles del sueño de una América Latina unida, de una potencia latinoamericana que pudiera rivalizar con los imperios soviético y americano. Todavía recuerdo la frase de Fidel que capturó nuestra imaginación de jóvenes idealistas de aquel entonces, “Si salgo, llego; si llego, entro, y si entro, triunfo.”

Ese fue para éste escribiente uno de los grandes logros de la lucha revolucionaria cubana, la unión de toda una generación de jóvenes latinoamericanos en torno al sueño de una gran Colombia que se extendiera desde la Antártida hasta el Río Bravo. Fue un logro romántico que muy pronto empezó a diluirse cuando en lugar de fortalecer las instituciones democráticas en Cuba, Fidel las destruye y se aboca a eliminar a la oposición mediante una cruel represión. El joven Fidel pierde el piso al detentar al poder, dejando de ser revolucionario para convertirse en un dictador más, probablemente menos frívolo que Batista pero igual de tirano.

El régimen castrista progresivamente reduce las libertades y prefiere aliarse con la Unión Soviética que ceder ante la presión de los Estados Unidos de abrir su economía. A pesar de que los cubanos tenían un gran afecto por los americanos, Fidel logra convencerlos de que ese país buscaba su explotación. Ante la gran carencia de recursos de la isla, era necesario buscar un aliado, por lo que Fidel se acercó a la Unión Soviética. Sin embargo, la relación entre soviéticos y cubanos nunca fue fácil y estuvo llena de desafíos. En un viaje a Moscú, el Che Guevara se quejaba que no le gustaba la costumbre rusa de besar las mejillas, ante lo que Fidel le dijo que por eso llegaba fumando su puro, para evitar ser besado.

Fidel, celoso de su imagen de líder de la revolución, y para evitar compartir el poder, elimina a varios de sus compañeros revolucionarios que le hacían sombra o que desaprobaban del camino que estaba tomando la revolución. Camilo Cienfuegos desaparece en circunstancias extrañas, sus restos y los de su avioneta en la que volaba nunca vuelven aparecer. Ernesto Che Guevara sale de Cuba a fomentar la revolución en Bolivia, donde encuentra la muerte.

Esta transición entre el joven idealista revolucionario que buscaba el fin de la dictadura de Fulgencio Batista al político despiadado que buscaba la consolidación del poder en sus manos nos hace pensar en la frase anónima que erróneamente se le atribuye a Winston Churchill, de que “aquel que no es socialista a los 20 años no tiene corazón, pero aquel que lo sigue siendo después de los 40 no tiene cerebro.”

Su alianza con la Unión Soviética y su creciente enemistad con los Estados Unidos produjeron situaciones muy tensas, tales como la invasión de Bahía de Cochinos por los exiliados cubanos en Estados Unidos y por colocar al borde de una conflagración nuclear a Estados Unidos y la Unión Soviética durante la crisis de los misiles cubanos. Las pésimas políticas económicas del régimen comunista castrista y el bloqueo de Estados Unidos, pronto se dejaron sentir en una disminución del bienestar económico de lo que antes eran las clases medias cubanas. Las políticas económicas del régimen de Castro reducen la desigualdad económica haciendo a la mayoría de las familias cubanas menos ricas, pero también, menos pobres.

Ante la escasez y bajos logros económicos, su régimen se maneja con un diálogo demagógico populista. Los discursos de Fidel se vuelven interminables, todavía me causa risa recordar que en una de sus alocuciones de varias horas mencionaba como triunfo de la revolución que “Cuba ahora tenía un mayor número de sabores de helado que los Estados Unidos”.

El logro romántico de haber unido a toda una generación de jóvenes estudiantes en torno al sueño latinoamericano no fue suficiente para compensar una dictadura de medio siglo. Los logros en educación, salud y deporte no fueron suficientes para compensar las faltas de libertades, oportunidades y de empleos dignos en Cuba. El nivel económico se mantuvo estancado desde que Castro tomó el poder hasta que falleció.

La pregunta que ahora nos planteamos es ¿qué va pasar con una Cuba sin Fidel? Probablemente el proceso de apertura iniciado por su hermano Raúl no solamente va a continuar, sino que se va a acelerar. El proyecto de los comunistas cubanos de abrir la economía sin apertura democrática, siguiendo las pautas del modelo chino, seguramente está destinado a fracasar, puesto que Cuba está lejos de ser una China y menos ahora que no se tiene a Fidel y que el próximo presidente de Estados Unidos es uno de los más autoritarios y derechistas de los últimos 50 años.

Durante el juicio a Fidel Castro en 1953 por el asalto al cuartel Moncada, Fidel dijo al final de su autodefensa que “la historia me absolverá.” Curiosamente, el 25 de noviembre de 1956 –el mismísimo día de su muerte 60 años después– Fidel y su grupo de revolucionarios zarparon en el yate Granma (abreviación de abuelita en inglés) desde las tranquilas aguas del río Tuxpan en Veracruz a Cuba para liberarla de la dictadura, lucha que culminó con el triunfo de la revolución cubana el 1 de enero de 1959.

¿Cómo juzgar a Fidel Castro? Aun cuando es difícil evaluar a alguien que ha estado en el poder durante tanto tiempo, si podemos afirmar con certidumbre que Fidel fue libertador al principio y dictador al final.

¿Absolverá la historia a Fidel Castro Ruz? No, no lo creo, a Granma la ahogaron mucho antes de llegar a casa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Luis:
Agradezco tus agudos comentarios sobre este personaje histórico. Pienso que, como ocurriera con Napoleón, con el tiempo sobrevivirá su genio político y se olvidará el resto. Mucho me preocupa, sin embargo, lo que ahora podrá pasar en Cuba.
Pienso que tu país y el resto de América Latina deberán ayudar a Cuba.
Saludos,
Gonzalo